Vaivenes (de los buenos), en la vida de Jorge Marrale. Feliz como actor y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI) por el proyecto de ley que reconoce a los actores como trabajadores, lo que les permite acceder a beneficios jubilatorios entre otros derechos; disfrutando del éxito de su gira por el interior con la obra El crédito; expectante por saber qué va a pasar con la miniserie Estocolmo, de la que participó; pero por sobre todas las cosas sorprendido de la excelente repercusión que tuvo su papel de amigo de Jorge Bergoglio en la película Francisco, el padre Jorge: “Lo maravilloso de ser actor es que al corporizar vos la energía de un personaje real, como puede ser el de Darío (Grandinetti) como Francisco, o como me sucedió a mí con Mario Pantaleo en Las manos, estás canalizando algo de su espiritualidad. La gente ve una película y se emociona, llora, se conectan con eso. Nos toca a nosotros los actores ser responsables de esa conexión, ese es nuestro rol”.
Y mientras nace esta nota, el Papa desde Estados Unidos patea otra vez el tablero pidiendo por el respeto a los inmigrantes latinos.
-¿Le creés a Francisco?
-Por supuesto, fijate que no para de dar muestras de que no viene a ser un Papa más. Yo no me olvido de lo que dijo en Bolivia y nadie se tendría que olvidar. Podría haberse quedado en un discurso entre líneas, pero fue directo, al punto.
-Bien argentino…
-Me da esa misma impresión. Cuando uno lo ve, ve también al argentino. Yo no lo puedo separar. Juan Pablo II era polaco, y se notaba. Francisco tiene una forma muy nuestra de comunicar, de transmitir. Y estamos hablando de alguien que representa la fe de miles de millones de personas. Aquellos que realmente vibran con esa fe y reciben su mensaje, deben vivir una experiencia muy fuerte.
-¿Qué es lo que más te interesa de este Papa?
-Bueno, lo que hablábamos recién, que a partir de la mirada de un argentino podamos ver a alguien que trasciende la argentinidad. Y con respecto a su historia, que conocí mejor gracias a la película, la trayectoria de Bergoglio en su vinculación con la marginalidad. Hay todo un movimiento muy progresista de la iglesia, con curas muy castigados, algunos desaparecidos, que tuvieron antes y durante la dictadura una actitud muy consecuente con la problemática de la marginalidad, socorrieron a muchísima gente de una manera tan generosa. Esa parte de la iglesia es la que más me gusta.
-La que está más vinculada con lo humano que con lo simbólico.
-Es que hay tanta pobreza, tanto olvido, uno está mirando cómo inmigrantes que quieren llegar a Europa se mueren en el camino, y yo me pregunto: qué mundo estamos construyendo. Alguien tiene que mirar esto de una manera distinta. Se están muriendo seres humanos porque los hombres no hemos sido muy inteligentes para generar un mundo mejor. Por eso cualquier acto, de todos esos hombres que hicieron algo por la vida de los demás, que han depositado un interés particular en modificar un esquema doloroso de la vida, a mí me parecen muy importante.
PANTALLA (CADA VEZ MAS) CHICA
-Estás filmando con menos asiduidad que antes, ¿te cansaste de hacer cine?
-Para nada. Son momentos en los que se te da más el teatro o la televisión, pero amo las tres cosas porque en todas he tenido experiencias maravillosas. No me veo dejando una por otra.
-¿A pesar de que te pueda perjudicar la falta de pantalla o los permanentes cambios en las fechas de estreno?
-Eso es todo un tema. En la Argentina hay mucho talento pero también muchos problemas de distribución. Hay que terminar con esos cuellos de botella de no encontrar dónde mostrar, tanto en el cine como en la televisión. Existe mucha producción audiovisual que no tiene la posibilidad de ser emitida porque no hay pantallas.
-¿Qué están haciendo al respecto desde SAGAI?
-Nosotros estuvimos y estamos haciendo mucho hincapié en impulsar leyes de fomento para el audiovisual. Incluso nos conectamos con gente de Brasil, porque ellos consiguieron una ley muy interesante para que se generen circuitos de exhibición. Hay que generar desde el Estado una ley de fomento para que otros factores ingresen a la producción, empresas, privados… Que se puede seguir moviendo la maquinaria. Hay muchas productoras pequeñas y es necesario que empiecen a surgir.
-Algo que no van a poder hacer mientras el monopolio de la distribución siga en tan pocas manos.
-Y sí, pero además tampoco les podemos estar pidiendo a dos lo que tienen que hacer veinte. Ellos llaman a los que pueden en el espacio que tienen, pero el resto también necesitamos una pantalla de emisión. Te doy un ejemplo, Estocolmo, que va a ser una serie muy interesante, muy bien hecha, hasta hace poco todavía no tenía garantizada una pantalla.
-¿Puede ser Internet la punta del ovillo?
-Posiblemente. La televisión de aire, con todo el fenómeno de Internet, se está transformando. Cuando hablamos de que no hay rating es porque la gente se diversifica mucho más que antes. Ya no tenés que esperar el prime time. Lo que te interesa lo ves a las 2 de la mañana o a las 9. Eso va a generar necesariamente un cambio de mentalidad en los que manejan los medios de difusión, porque el público ya lo entendió desde hace rato.
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