La escena se repite desde la primera noche: “Mirá mamá, ‘la extraña dama’”,se escucha previo a un pedido de selfie. Luisa Kuliok -siempre acompañada de su marido-, sonríe acepta y retribuye cada muestra de afecto y, en muchos casos, se queda conversando con los fans. Una actriz de televisión y teatro que ha coqueteado con el cine, ¿qué hace en el Festival de Tres Fronteras? La respuesta es aún más sencilla que la pregunta: no se trata de estadísticas sino de “acompañar, de ser parte de este proyecto hermoso. Es un privilegio para mí poder estar con la gente, que me dio tanto a lo largo del tiempo”.
Luisa paulatinamente se está volviendo a enamorar del cine. El que la encontró adolescente en Saverio, el cruel (1977), la vio crecer en Revancha de un amigo (1987), y la reencontró en la trifecta Amor a mares (2012), Muerte en Buenos Aires (2014) y Primavera (2016).
-¿Vos dejaste al cine o el cine te dejó a vos?
-Se fue dando por una cuestión de caminos que se te abren y vos elegís seguirlos. Yo trabajo para la vida y acompaño lo que la vida me ofrece. Cuando era chica, volvía del Normal 1 y mi ilusión era ver las novelas en televisión. Jamás me imaginé que luego las haría yo. Era una fascinación la que tenía, nacida de haber estudiado teatro desde los cinco años. “Estos actores son extraordinarios, casi sin ensayo pueden hacer todo eso. Yo nunca voy a poder”, me acuerdo que pensaba. Y pude. Yo soy una privilegiada por lo que me dieron la televisión y el teatro, pero creo que todavía tengo mucho para darle al cine, y él también me va a dar algunas cosas.
-¿Y se vive distinto cuando uno está tan identificado con otro medio? ¿Le tenés miedo al rechazo, a no estar a la altura?
-Con los años vas aprendiendo a depender menos de la valoración ajena arbitraria. Hay a quienes uno va a buscar porque le interesa mucho su opinión, pero no me va el snobismo, sí la sinceridad. El arte siempre está sometido a interpretaciones. Con respecto a tu pregunta te diría que al contrario, me dí cuenta de que sé más de cine de lo que yo misma pensaba. Efectivamente soy más de la televisión, pero hay algo relacionado con la tarea resolutiva del actor que funciona en todos los medios. He hecho novelas con producciones que parecían de cine, así que ahí tengo sostén. Hacer cine no me da miedo, me da ganas de seguir buscando personajes que sean contundentes.
-Y protagónicos…
-No necesariamente. Antes de buscar un protagónico prefiero un personaje que tenga diferentes matices, que me satisfaga. Eso es lo que realmente me gustaría.
-¿Considerás que ese fue tu personaje en Primavera?
-Sí, claro. era como una gran diva de la escena mundial, Una “prima donna“, no una figura de la tele. Entonces me gustaba contarla con sus inseguridades, con sus temores, con sus desplantes provocados por ese “poder” que tiene. He leìdo mucho sobre esas personas, y a pesar de la fama están muy expuestas, muy solas, y necesitan encontrar lugares de apoyo.
-¿Qué te llamó la atención de un proyecto tan interesante como poco ortodoxo como fue Primavera?
-Que es una propuesta de familia actual, donde han cambiado los vínculos, donde nada es como era antes. No hay discriminación, la gente se vincula a través del amor. Y un niño como columna vertebral, muy simbólico, hermoso y honesto.
-¿Te identificás un poco con la soberbia de esa actriz de trayectoria que interpretás?
-No, en eso no. Uno siempre está empezando. Es importante mantener la misma frescura inicial y la misma capacidad de asombro. Además no perder nunca el eje de que el otro está antes que vos. Hace poco me avisaron que de la Asociación Argentina de Actores me van a dar un Premio Podesta a la trayectoria y yo pregunté si era un chiste. Recibí muchos en mi vida, pero este me conmovió especialmente porque viene de mis compañeros, y me obliga a seguir dando cada vez más. Llega un momento de la vida en que uno lo único que tiene que hacer es dar.
-¿Recién me hablabas de honestidad, en un rubro que conocés tanto como es la televisión hoy se puede hacer un producto honesto?
-La televisión de hoy es muy diferente a la que yo conocí. Los multimedios te dejan muy poco espacio para el pensamiento propio. Creo que faltan ficciones que hablen más de nosotros. Por suerte se han hecho cosas muy interesantes con el INCAA, con la TV Pública… Pero en el aire comercial faltan grandes historias. Pensá en La extraña dama: tenía actores formidables, un conflicto brillante y grandes decorados. Por eso todavía hoy la gente me la recuerda. Eso falta, una identidad nacional en el espectro comercial de los canales de televisión.
-Recién destacabas los proyectos que se hicieron con el INCAA y la TVP, pero justamente hoy son los que están cuestionados, y en la mira de muchos comunicadores y colegas tuyos.
-Lamentablemente los cuestionamientos se hacen antes de tener pruebas de nada. Primero te acusan y después van a ver qué hacen. Es una elección política lamentable. La premisa de “todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario” ya no existe, ahora parece que es al revés.
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