El 2 de noviembre de 2016, Alejandro Cacetta, entonces presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales se presentó ante la Comisión para la elaboración del proyecto de reforma actualización y unificación de las leyes Nros. 26.522 y 27.078 del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). La reunión fue parte de una serie de encuentros entre el organismo con distintos referentes de la comunicación.
La cita fue en la sede de ENACOM, en la calle México 571, y duró una hora y media. En dicha jornada, Cacetta estuvo acompañado por el entonces vicepresidente del INCAA, Ralph Haiek. También estuvieron presentes Diego Boris, director del Instituto Nacional de la Música (INAMU) y Marcelo Allasino, director del Instituto Nacional del Teatro (INT).
El documento que presentamos a continuación es parte de la transcripción taquigráfica de lo que sucedió esa tarde.
Cacetta comenzó explicándole a los representantes de la comisión encargada de redactar la mediáticamente conocida como “nueva Ley de Medios” cuáles son los métodos de financiamiento del INCAA:
“Este año hemos lanzado concursos televisivos pero con un paradigma distinto que tiene que ver con la necesidad de tener aportes privados, y es un proceso que lleva su tiempo pero donde la idea es que el Estado no financie el 100 por ciento de lo que se haga sino que se considere una inversión que forme parte de un círculo virtuoso {…} Todas estas actividades que realiza el INCAA serían imposibles de hacer sin un fomento público, tal cual se realiza y lo hacen en Francia, Alemania, España, que son países que están o han estado a la vanguardia de la producción cinematográfca y hoy audiovisual en general, donde es una política de Estado el fomentar esta actividad“.
Enseguida detalló los porcentajes que fueron de público conocimiento en las últimas semanas:
“Con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual su articulado que por ahora no se ha modifcado en los ingresos tributarios, tiene un 25 por ciento de esa recaudación, según el artículo 97, y tiene otro ingreso, que es el 10 por ciento sobre los tickets, en virtud de la Ley de Cine específicamente. El 70 por ciento de los ingresos del Instituto del Cine vienen del ENACOM, por la participación en la recaudación de radiodifusión, y el otro 30 por ciento del impuesto específco del cine. Es decir que si bien se autofinancia, si consideramos el audiovisual como un todo, genera su propia caja y tiene una recaudación e ingresos importantes, pero para hacer todo lo que contábamos antes son insuficientes esos importes“.
Luego de ello, el presidente del INCAA explicó dos aspectos clave de financiamiento que, según él, tenían que estar en la nueva legislación:
“Mantener este mínimo que tenemos, que es el 25 por ciento de la participación de los ingresos de radiodifusión más el 10 por ciento de los tickets. Sin ese 70 por ciento de los ingresos, no sólo no podríamos hacer más y darle más participación a la televisión sino ni siquiera podríamos mantener lo que venimos haciendo hoy“.
“El segundo punto es incorporar a los recursos destinados al INCAA sobre las tasas que reciba el ENACOM relacionadas con empresas vinculadas a la telefonía, tal cual se hace, por ejemplo, en Brasil, en algunas regiones de España y se está incorporando en la Unión Europea en cuanto a la gravabilidad de los ingresos relacionados con las plataformas online, las empresas de banda ancha y las empresas vinculadas a la telefonía. Básicamente, la lógica tiene que ver con lo que ha pasado con la evolución del cine. {…} La necesidad es incorporarlas dentro de la base de cálculo, para poder tener un porcentaje asignado a la producción y la difusión. Así como la convergencia tecnológica lleva a inversión en infraestructura, esa infraestructura también necesita de contenido para ser distribuido a través de esas nuevas redes, y la única forma de realizarlo es acompañando con una inversión del Estado“.
A continuación, Alejandro Cacetta propuso al INCAA como espacio donde alojar esos nuevos fondos:
“Tanto Ralph (Haiek) como yo venimos de la industria, y lo que nos planteamos es dónde tendrían que estar alojados estos nuevos fondos o si realmente tiene sentido tenerlos dentro del INCAA. {…} Y lo primero que hicimos fue tomarnos nuestro tiempo para ver si el INCAA realmente tenía las condiciones de absorber una cantidad de trabajo superior al que lleva hoy, más allá que la legislación tiene que ser adaptada para establecer claramente la especificidad de esto que estamos solicitando o estamos proponiendo de tener como mayores ingresos, pero que tengan que ver no solamente con el cine sino también con la televisión. Esto es un poco un preacuerdo que tenemos con muchas entidades representativas del sector {…} Para ello hicimos una reestructuración al inicio de la gestión que permitió tener un nuevo organigrama en el Instituto de Cine. Podemos decir que sí está adecuado para poder administrar un fondo que sea audiovisual y no solo hable de cine“.
El debate acerca de la financiación de los tres organismos presentes avanzó, especialmente en relación al porcentaje correspondiente al INAMU, sensiblemente menor al resto. La representante de la comisión señaló: “En lo que respecta al ENACOM, al Ministerio de Comunicaciones y a la ley que tenemos que redactar, hay que bajar la expectativa en el sentido de que nosotros no somos quienes vamos a definir la política pública del gobierno en relación al fomento de las artes escénicas, audiovisuales o de la música. Lo que sí tenemos que atender es parte del financiamiento de estos organismos y la protección de las cuotas locales de pantalla. En cuanto al financiamiento, el INAMU dice que tiene el 2 por ciento y la música tiene mucho que ver en la radiodifusión y por supuesto aparece como uno de los sectores más postergados {…} Pero tampoco podemos desfinanciar al Instituto Nacional del Teatro ni al INCAA, y también dependen de nuestra misma recaudación otros organismos como la Defensoría del Público. Entonces ahí estamos en un complejo escenario donde tenemos que tener cuidado porque cada punto que corramos de un lado para el otro significa un colectivo que tal vez se queda sin fomento o sin producción“.
Fue entonces cuando Cacetta remarcó la necesidad de que en la nueva ley el sistema de gravámenes se extienda a otros sectores:
“Concretamente, creo que tenemos que agrandar la base, porque si no, es imposible; es estar discutiendo sobre la misma participación y es una manta corta: si se agrega un punto en un lado, se lo sacan a otro. Por otro lado, es incrementar la base pero no caprichosamente. {…} La idea y el origen de la ley de la década del 50 era financiarse a través de las entradas de cine porque ahí se veía el cine; después empezó a plantearse gravar la televisión, porque ahí se veía el cine. Hoy estamos hablando de artes audiovisuales en general, y donde se están viendo es en las nuevas tecnologías. Entonces, la lógica sería incrementar esa base y poner pisos determinados que aseguren que podamos tener la previsibilidad de todos los institutos para seguir adelante con nuestra acción. {…} Esta convergencia tecnológica tiene que ver con nuevas redes y con inversión en infraestructura, tiene su correlato en la convergencia de producción y en la necesidad de tener contenidos para poner autos en esas autopistas, porque si no, el problema es que esos autos en vez de ser nacionales van a ser extranjeros, pero van a existir, porque esas redes necesitan ser alimentadas. Entonces, creo que el punto es analizar un poco los porcentajes que veníamos hablando antes. Y por otro lado, incrementar la base. {…} El tema de las cuotas, puntualmente en el caso de Netflix, me parece que es un tema técnico a tener en cuenta, hay que ver lo que está pasando en Europa, y tenemos que analizar para colaborar con los que están trabajando“.
A las 18:50 finalizó la reunión y comenzó un nuevo capítulo relacionado con la cultura audiovisual… que todavía no terminó.
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