Viaje inesperado es una película sobre los sentimientos. Una comedia dramática que intenta examinar a una familia particular, en nuestro país, en nuestro tiempo. En medio del auge de los vínculos disfuncionales, de las relaciones líquidas y pasajeras, tratando de explorar lo que ocurre cuando un adolescente toca fondo, y eso precipita la sacudida de su entorno y el inevitable vuelco de sus padres, aun a pesar suyo, hacia el momento de la verdad. Dejando de lado enjuiciamientos inútiles, la película aspira sencillamente a rescatar de alguna forma esos vínculos, a partir precisamente de sus aparentes fragilidades.
Por eso la puesta en pantalla del guión que escribiéramos con Cesar Gómez Copello, necesita para su total verosimilitud artística, una muy justa elección de sus actores, sobre cuyas espaldas recae buena parte del éxito del film. Su trabajo sutil, sin ceder a ninguna forma de sobreactuación, casi testimonial, en el abordaje de las peripecias que se van cerniendo sobre los personajes centrales del film, es creo yo definitivamente, uno de los pilares para la exitosa construcción del mismo.
El director, junto a Pablo Rago, protagonista del filme.
Por otra parte el registro de una cámara nerviosa, acercándose todo el tiempo a ellos, ira desnudándolos para hacer cómplice al espectador con ese descubrimiento gradual, en los giros desarrollados en la trama de la película. La intención de filmar íntegramente Viaje Inesperado con dos cámaras digitales de alta definición, que ronden y examinen a los miembros de esta familia singular, que desnuden sus inseguridades, sus miedos, su falta de compromiso y los a veces, frustrados intentos para mejorar el manejo de los mismos, va a potenciar lo que expresan en su relato. La movilidad impaciente de esas cámaras, incrementará la tensión de los conflictos con los que intentaremos la identificación en la sensibilidad del espectador.
Creo ya personalmente, que tanto el humor como el dramatismo cobran fuerza a partir del efectivo relato oral que apunta a situaciones límites que han atravesado los protagonistas, el despertar sexual, los excesos adolescentes, el alcohol, los amores perdidos, y la violencia siempre latente -salvo en un par de situaciones- que ocurren siempre fuera de campo, evocados precisamente en esos relatos, verbalmente por los personajes centrales.
También me propongo revelar un poco en la pantalla, la violencia que el bullying ha detonado en las familias argentinas, la dificultad para resolverlo de padres, maestros, autoridades docentes y sus victimas… los estudiantes. Es sin dudas uno de los temas de nuestro tiempo. Y por eso objeto de análisis recurrente en los diarios y todas las redes sociales del mundo.
La elección de locaciones de imágenes atractivas, como las de Río de Janeiro, no es ingenua. Difiere deliberadamente con los conflictos íntimos de nuestros personajes. La belleza y la luminosidad del paisaje exterior y el contraste con las opacidades –que subrayará la fotografía del film- de los paisajes interiores, a veces angustiantes y seguramente más reprimidos, de los personajes que transitan por esas geografías.
Como en alguno de los films que realizara tiempo atrás, el manejo de la emoción es una de los fuertes componentes de la historia de Viaje Inesperado. Las imprevistas mutaciones de situaciones de franca comedia en otras imprevistamente trágicas, y conmocionantes. Casi como en la vida.
Juan José Jusid
(Director de Viaje inesperado)
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