Pasaron un par de semanas, pero la emoción continúa. No es poca cosa el reconocimiento de los pares, que los directores reconozcan a otro director. Y más si se da en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Por eso la sonrisa en la cara de Mónica Lairana no se borra desde que con La cama -su ópera prima-, se convirtió en la primera mujer reconocida como mejor directora argentina del festival para la DAC.
-¿Esperabas este reconocimiento, y que se diera en el marco del festival?
-No, para nada. Uno siempre tiene deseos e ilusión de que a lo que uno haga le vaya bien porque hacer una película conlleva mucho esfuerzo. Recibir el premio de la DAC para mí fue increíble. Son pares, gente que admiro muchísimo. Y más orgullo siendo la primera mujer que lo recibe. Para mí es re importante porque, como directora, no tomo caminos fáciles. Si hay un camino sinuoso, lo agarro. Tengo una mirada diferente y otro tipo de preferencias. Las cosas que produzco audiovisualmente son incómodas, radicales y tienen mucho riesgo. Que eso se considere un valor para los pares es increíble ¿Qué más se puede pedir?
-Contame cómo viviste la buena recepción del público a la película.
-Fue algo muy fuerte e inesperado. Todos los espectadores fueron muy sinceros y comprometidos con el mensaje de la película. Afuera de la sala, siempre había un grupito que nos esperaba y nos hacía un comentario. Las mujeres me contaban cosas íntimas, picardías y hasta cosas sexuales.
-¿Qué lugar tienen los premios en tu vida? También sos también actriz y en el mundo actoral están muy asociados al ego.
-Es un mimo. Pero creo que el camino de la actriz y el de la directora fueron procesos diferentes. En el caso de la actriz, los premios aparecieron cuando venía de un extenso recorrido, haciendo las cosas de manera muy independiente, eligiendo en qué cosas trabajar. Entonces, en el momento en que recibí mis primeros premios como actriz fue un desahogo. Cuando recibí el ACE, lloré mucho, se lo agradecí a mi papá y fue muy conmovedor. En esa fracción de segundo que dijeron mi nombre, se me pasaron los 20 años de carrera. La directora hizo un recorrido un poco más corto porque, de alguna manera, ya lo tenía allanado por la actriz. Los premios tienen algo muy aliviador. A mí no me pasa por ningún lugar del ego, sino por sentir todo lo que uno dejó de lado, relegás afecto, familia porque tu líbido pasa por lo artístico.
-Hablaste de la líbido puesto en lo laboral y muchas veces a las mujeres se las juzga por eso. Todavía pesan los mandatos de la familia y la maternidad, por ejemplo.
-Pasa que cuando llegás a determinada edad, la vida te pone en un lugar de decisión. Te planteás si encarar la maternidad o hacer justo las tres películas que tenés donde te dan los papeles que siempre deseaste. En el momento, no te das cuenta de que el tiempo te va pasando y siempre estás relegando. Yo me respeto en lo que mi deseo me lleva. No digo que no soy madre con dolor o con pena, yo lo elegí. En algún lugar, yo siempre relegué ese espacio porque mi deseo estaba en otro lado. No creo que sea ni mejor ni peor que el deseo de otras que sí prefieren correrse un tiempo para dedicarse a la familia.
La cama, una de las grandes sorpresas de la última edición del Festival de cine de Mar del Plata.
-Volvamos a Mar del Plata: ¿Se esperaba un discurso como el de Pablo Avelluto en la apertura y el enfrentamiento que se suscitó?
-No lo sé. Pero creo que es razonable que si un funcionario público, en un momento de crisis como el que estamos viviendo, hace un discurso provocador, la gente reaccione así. Él sabe que la platea va a estar llena de gente que opina diferente, que piensa que los recursos del INCAA se están manejando de una manera inadecuada. Entonces, ponerse en ese lugar y hacer un discurso contrario a esa mirada termina siendo provocador. Por suerte, en el medio audiovisual estamos muy unidos porque todos sentimos que estamos en una zona de peligro, no sabemos qué va a pasar. El INCAA es nuestro lugar de ayuda por excelencia, sin él no podríamos hacer películas. Para mí, en algún punto, no es sano salir a exponerse como se expuso él, en un lugar donde era predecible que se iba a poner todo bastante ríspido y que se iba a generar todo lo que se generó. Cualquier palabra que se dijera de alguna manera mentirosa o falseando la realidad, nos iba a irritar.
-Y ahí fue que gestaron la Conferencia de Prensa con la Mesa de directores para responderle.
-Si, fue muy importante que hayamos expresado nuestro repudio y haber podido reclamar una vez más que nos escuchen. Festejo que haya cine comercial porque le lleva más dinero al INCAA, pero no a costa de destruir el cine de autor, con una mirada diferente y diverso. El cine es un acto cultural y lo vamos a seguir defendiendo.
-¿Qué pensás de Pablo Avelluto?
-Es un funcionario que conozco a partir de sus actos. No sé por qué se expone a esa situación. Siento que es una persona inteligente que sabe que si da un discurso así en ese espacio, puede suceder lo que sucedió. No sé tampoco cuál es la complejidad de ser funcionario público y tener que salir a defender una gestión. No sé si en el fondo de su corazón está 100 por ciento de acuerdo con lo que sus palabras dicen.
-¿Cinismo o torpeza?
-La verdad es que me desconcierta. Por momentos, tengo un sentimiento noble y no puedo creer que lo hagan adrede. Pienso que no se dan cuenta o están confundidos. Pero, a la vez, a veces me quiero morir porque siento que saben perfectamente lo que hacen, que no tienen sensibilidad social, que defienden la diferencia de clases, que les interesa la acumulación de la riqueza y un montón de cosas que a mí me parecen terribles. En el momento me da una tremenda tristeza porque siento que hay una degradación del ser humano y que ellos son una simple representación de eso. Lo triste es que esa degradación se replica en la gente que los vota y en otros países del mundo.
-Formás parte del colectivo Acción y Mujeres del Cine, ¿cómo evalúas el momento actual de la mujer en la industria?
-Ha habido una mejora importante respecto a las mujeres que se dedican al audiovisual en cualquier área. Esto es visible porque acompañó los cambios que se han dado oficialmente. Pero sigue estando muy lejos de la equidad. Sobre todo en algunos roles técnicos. Si yo te muestro estadísticas, el porcentual de mujeres con igual capacidad del hombre que trabajan ahí es muy inferior. Nosotras estamos pidiendo acciones súper concretas. Tuvimos varias reuniones con Fernando Juan Lima (vicepresidente del INCAA). Le acercamos una serie de propuestas que tienen que ver con que no queremos que nos obliguen a esperar que el cambio social siga pasito a pasito construyendo hacia la equidad. Esto lo tienen que solucionar de un día para el otro.
-¿Qué propuestas presentaron?
-Una muy interesante es que el INCAA les de un incentivo fiscal o económico a las películas que tengan un equipo técnico con cabezas de equipo 50/50. Ningún productor se va a querer perder un incentivo. Se solucionaría de un día para el otro el problema. También le estamos pidiendo que por el término de cinco años baje los antecedentes y los puntajes que se les piden a las mujeres, porque no se pudieron desarrollar previamente de manera adecuada y por lo tanto, no pueden llegar a los mismos puntajes.
-¿Y qué respuesta recibieron del otro lado?
-Siempre nos escuchan, nos dicen que están de acuerdo y que lo van a hacer. Pero los tiempos que proponen son largos. Les estamos pidiendo que saquen resoluciones. Aunque ellos justifican la demora porque quieren incorporarlo al plan de fomento nuevo que va a salir. Pero sabemos que eso es una tarea titánica que va a llevar muchísimo tiempo y es injusto que nosotras tengamos que esperar eso para que nos solucionen algo que consideramos urgente.
El rodaje de La cama comenzó en 2016.
-Hace poco, Natural Arpajou comentó que fue muy difícil su rodaje porque muchas figuras masculinas la cuestionaban. ¿Es más difícil para una mujer plantarse en la dirección?
-Nunca lo sentí. Creo que fue por mi personalidad y porque siempre trabajé con gente muy amiga y muy amorosa. En este caso, con La cama tuve que negociar con la coproducción para que me dejaran mantener mi equipo de trabajo. Una directora debería poder ocupar su rol por capacidad y no por carácter. Una directora con voz suave y carácter débil tiene el mismo derecho a hacer una película que otra directora con más carácter y personalidad. Es verdad que a muchas mujeres les costó el rodaje, es innegable. Conozco a muchas compañeras que se les ha complicado. Me parece triste que todo quede ceñido a la personalidad.
-¿Por qué en La cama elegiste contar la historia con personas de edad avanzada?
-Yo tengo un especial interés en la vejez. Me preguntaba mucho cuán difícil debería ser atravesar esa situación con 30 años de matrimonio, de pasado en común con una persona y con hijos. Todo el tiempo pensaba que debía ser algo físicamente insoportable.
-También hay una cuestión de la desnudez y el cuerpo femenino. Hasta lo llegaste a definir como una cuestión política el hecho de mostrar una mujer desnuda a esa edad.
-Eso seguro. La cultura, la sociedad y la publicidad son muy crueles con las mujeres. Para mí es una cuestión política seguir poniendo en pantalla cuerpos que yo considero bellos. Pienso que es absolutamente injusto que no sean considerados en su plena belleza, que no sean vistos como cuerpos sexuales. Es absurdo que una mujer de cincuenta y pico de años tenga que taparse los brazos, el cuello. Es una locura. Es injusto que a determinada edad tengas vedada la sexualidad, que se vuelva un tabú. Como mujer tenés que ser madre o abuela. El sexo es lo que te ata vitalmente a la vida, te conserva. La gente grande también tiene deseos, tiene líbido.
-Pero a la vez, es el mismo medio el que es cruel incluso con las actrices. El galán es galán toda la vida y la mujer a determinada edad ya pasa a otro tipo de roles.
-Sí, pero nosotros tenemos que hacer esa revolución. No tenemos que aceptar más eso, decir que no cuando nos quieran vender ese tipo de productos donde la mujer tiene solo valor cuando es joven. Nosotras tenemos que estar fuertes en eso. Esos mismos productos son para el consumo femenino incluso. No pasa solo en la vejez. Hay chicas que se mueren de anorexia porque cuando sos adolescente te exigen que seas espectacular, divina y flaca, como si eso fuera el canon de belleza. Me encantaría que haya una novela con cuerpos reales, la gente tiene un nivel de identificación más fuerte cuando se ven reflejadas.
-Por último, hace un par de años hablaste de un proyecto de película sobre la violencia de género ¿qué sucedió con eso?
-Es un proyecto que quedó medio dormido. Se llamaba Amazonas. Lo estaba armando pero me di cuenta de que iba a ser muy difícil de abarcar. Tenía que esquivar la apología a la violencia y no me sentí capacitada. La historia parte de un hecho real de un grupo de mujeres del Bajo Flores que, ante los sucesivos hechos de violencia, deciden protegerse entre ellas y arman un escuadrón para hacerles saber al golpeador que no están solas. Era una película muy violenta. Además, la historia real no terminó bien, muchas murieron o tuvieron problemas con la policía. Sentí que tenía que madurar más. No sé si estoy del todo capacitada todavía. Es un tema que me sensibiliza mucho y donde es difícil tomar una postura sin que caiga en la apología. Como realizadora en este momento no lo puedo abarcar.
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