Jorge Luis Borges fue desde muy joven un asiduo consumidor de cine, pasión que continuó aun cuando su ceguera lo había dejado en penumbras. Llegó a declarar en sus años crepusculares: “Voy al cine a escuchar el diálogo, y me cuentan si las fotografías son buenas o malas. Esto, para mí, es como un acto de fe“.
A lo largo de su carrera periodística en diferentes medios, y más tarde en el rol de entevistado, el intelectual argentino volcó su virulenta ironía sobre películas, personajes o cinematografías enteras. En tiempos donde muchos improvisados destruyen películas con análisis tan profundos como el de un panelista de TV; o ensalzan superproducciones porque les regalaron un anotador y un pin, resulta indispensable revisar este compendio de excelentes (y polémicas) reflexiones.
CINE ARGENTINO
“Idolatrar un adefesio porque es autóctono, dormir por la patria, agradecer el tedio cuando es de elaboración nacional, me parece un absurdo”.
“Contestar a cuál es la peor película del cine argentino es muy difícil porque en ese sector hay muchos postulantes, quizás demasiados”.
NINI MARSHALL
“La peor intérprete argentina es Catita, quien me ocasionó especiales sufrimientos cuando cometí la equivocación de soportar parte de una película en que ella actuaba. Pero no es la única… también me agrada evitar a Pepe Arias, Libertad Lamarque y la tartamudez de Luis Sandrini”.
KING KONG (1933)
“Un mono de catorce metros de altura (algunos entusiastas dicen que quince), es evidentemente encantador, pero tal vez no basta. No es un mono jugoso; es un reseco y polvoroso artificio de movimientos esquinados y torpes. Su única virtud -la estatura- parece no haber impresionado mucho al fotógrafo, que se obstina en no retratarlo de abajo sino de arriba -enfoque a todas luces desacertado, que invalida y anula su elevación. Falta añadir que es jorobado y de piernas chuecas: rasgos que lo achican también. Un amor carnal o romántico por Miss Fay Wray perfecciona la ruina de ese gorila monumental y también la del film“.
LOS MUCHACHOS DE ANTES NO USABAN GOMINA (1937)
“Es indudablemente uno de los mejores filmes argentinos que he visto: vale decir, uno de los peores del mundo. El diálogo es del todo increíble. Los personajes -doctores, patoteros, compadrones de 1906- hablan y viven en función de su diferencia con el año 1937. No existen fuera del color local y del color temporal. Hay una pelea a trompadas y otra a cuchillo. Los actores no saben canchar, ni boxear, lo cual desluce un poco esos espectáculos”.
EL CIUDADANO (1941)
“Citizen Kane tiene por lo menos dos argumentos. El primero, de una imbecilidad casi banal, quiere sobornar el aplauso de los muy distraídos. Es formulable así: un vano millonario acumula estatuas, huertos, palacios, piletas de natación, diamantes, vehículos, bibliotecas, hombres y mujeres; a semejanza de un coleccionista anterior (cuyas observaciones es tradicional atribuir al Espíritu Santo) descubre que esas misceláneas y plétoras son vanidad de vanidades y todo vanidad, en el instante de la muerte, anhela un solo objeto del universo ¡un trineo debidamente pobre con el que en su niñez ha jugado!“.
EL HOMBRE Y LA BESTIA (1941)
“Hollywood por tercera vez ha difamado a Robert L. Stevenson. Esta difamación se titula El hombre y la bestia: la ha perpetrado Victor Fleming, que repite con aciaga fidelidad los errores estéticos y morales de la versión (perversión) de Rouben Mamoulian”.
CHARLES CHAPLIN Y LUCES DE MI CIUDAD (1931)
“No me gusta Chaplin ni su sentimentalismo, pidiendo siempre compasión, rodeado de los malos actores que elegía porque quería ser y estar él ante todo. He preferido infinitamente a Buster Keaton y a los Hermanos Marx, inspirados creadores y protagonistas de una comicidad mucho más pura”.
“Charles Chaplin es uno de los dioses más seguros de la mitología de nuestro tiempo. Como cineasta, una porquería. Solo La Quimera del Oro era un lindo film porque estaba defendido de la fealdad por el paisaje de Alaska, con gigantes vestidos de pieles sobre un fondo de nieve. En las demás películas está rodeado de tachos de basura o de escenas lujosas igualmente horribles. Además siempre fue muy vanidoso. Trabajó rodeado de mascotas, no de buenos actores. Siempre quiso ocupar el centro de la escena. Solo a él hay que tenerle lástima. Es un personaje sentimental, los otros no existen. El cine ha progresado y Chaplin ha permanecido tan malo como al principio. Sus fotografías son igualmente espantosas”.
“Luces de mi ciudad no pasa de una lánguida antología de pequeños percances, impuestos a una historia sentimental. Hay películas reales, y las hay de voluntaria irrealidad. A este segundo género correspondían las travesuras primitivas de Chaplin, apoyadas sin duda por la fotografía superficial, por la espectral velocidad de la acción, y por los fraudulentos bigotes, insensatas barbas postizas, agitadas pelucas y levitones portentosos de los actores. City Lights no consigue esa realidad, y se queda en inconvincente. Su destartalado argumento pertenece a la difusa técnica conjuntiva de hace veinte años. Arcaísmo y anacronismo son también géneros literarios, lo sé; pero su manejo deliberado es cosa distinta de su perpetración infeliz. Consigno mi esperanza —demasiadas veces satisfecha— de no tener razón“.
MARTIN FIERRO (1968)
“La película no me interesó y tengo la impresión de que tampoco le interesaba al director. Desde luego, yo encuentro diversos errores en la película. Ante todo, la veo concebida como una suerte de comedia musical. Uno está oyendo continuamente ese tipo de música que ahora se llama folclórica, y cualquier persona que haya vivido en el campo sabe que pueden pasar meses sin que se oiga una sola guitarra”.
CINE FRANCÉS
“En general, prefiero el cine norteamericano a cualquier otro. El cine francés me parece una exaltación al tedio. Cuando estuve en París hablé con varios escritores franceses y les dije, con el inocente propósito de escandalizarlos, y además sin ser infiel a la verdad, que me gustaba más el cine norteamericano. Todos ellos coincidieron conmigo en que, si uno va al cine en busca de emoción y diversión, lo encuentra en el cine norteamericano. Dijeron que filmes como L’année dernière à Marienbad -basada en La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares- o Hiroshima mon amour, lo hacían por sentimiento del deber, pero que a muy pocos le gustan“.
EL DOBLAJE DE PELÍCULAS
“Oigo decir que en las provincias el doblaje ha gustado. Trátese de un simple argumento de autoridad; mientras no se publiquen los silogismos de los connaisseurs de Chilecito o de Chivilcoy, yo, por lo menos, no me dejaré intimidar“.
“También oigo decir que el doblaje es deleitable, o tolerable, para los que no saben inglés. Mi conocimiento del inglés es menos perfecto que mi desconocimiento del ruso, con todo yo no me resignaría a rever Alexander Nevsky en otro idioma que el primitivo. Esto último es importante; peor que el doblaje, peor que la sustitución que importa el doblaje, es la conciencia general de una sustitución, de un engaño“.
1 Comentario
Alejandro
18/04/2017 at 16:48Sin embargo, no observó el mismo rigor al momento de escribir sus guiones… de su mano salieron películas no mediocres, pero sí cualunques.