Intenso 2018 el de Juan José Campanella. El director argentino de El secreto de sus ojos, El hijo de la novia y Luna de Avellaneda no paró: filmó el documental The Golden Generation sobre la victoria argentina en básquetbol masculino en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 que se verá el 22 de octubre en el Olympic Channel; bocetó un par de proyectos con Cris Morena; anduvo comiendo en la tele con Mirtha Legrand; y recibió un reconocimiento de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC), es decir, sus colegas. “Me parece mentira -cuenta entusiasmado-, cada vez que voy a la sede de DAC me da mucha alegría el camino recorrido. Estoy entre amigos, con gente que conozco hace casi cuarenta años. Imaginate que empecé a estudiar cine en 1979 y a muchos me los encuentro desde aquella época. No lo tomo como un reconocimiento a la trayectoria porque lo recibimos gente de diferentes generaciones. Pero sí es un mimo al estar trabajando en la industria“.
Sin embargo, el proyecto que lo tuvo obsesionado el último año fue la remake de la película de José Martínez Suárez de 1976, Los muchachos de antes no usaban arsénico (o Regreso triunfal en versión Campanella). Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni, Marcos Mundstock, Clara Lago y Nicolás Francella cargan con la responsabilidad de reversionar uno de los úlitmos grandes clásicos del cine argentino. ¿Estarán a la altura?
-¿Cóntame cómo viviste el rodaje de Regreso triunfal?
-Fue bárbaro, algo angelado. Había muchas dificultades que podían llevarnos a tener problemas técnicos. Principalmente, había muchos exteriores y el frío podía complicarnos. Filmamos en invierno a 70 kilómetros de la ciudad, casi en el campo. Por suerte, nos tocaron días de 15 grados o más. Tuvimos mucha suerte. Además, hicimos todo en término, no me quedó ni una toma en el tintero. Recién llegó el frío en las últimas tres horas de rodaje, y ahí nos dimos cuenta de lo dichosos que fuimos (risas).
-Además, tuviste un gran equipo actoral, lleno de grandes figuras.
-Es un elencazo, todos nosotros fuimos conscientes de que éramos privilegiados. Yo siempre digo que los que trabajan en cine tienen que pensar bien lo afortunados que son. A veces, en el trajín del laburo no te das cuenta de que estás viendo algo en vivo y que es único. El resto del mundo lo va a ver filmado, una reproducción de eso. No es como el teatro que cada vez es en vivo. Para mí es un privilegio, me encantó ver esas escenas, haber estado parado al lado dando indicaciones. Me gusta mucho cuando veo una película imaginar cómo habrá sido el set.
-¿Cómo fue la participación de José Martínez Suárez en la película?
-Vino al rodaje el último día porque eran jornadas muy duras. Pero previamente, charlamos mucho sobre algunas cosas del guión. Imaginate que el guión lo escribí por primera vez hace 22 años. Hace muchos años que estoy con este proyecto. Pero fue cambiando mucho. Hay cosas con que uno podía reírse en esa época, pero que hoy son ofensivas. Había que ver cómo solucionarlo, manteniendo las vueltas de tuerca y lo truculento, el humor negro del guión. La solución, que fue excelente, la encontramos con José. Para mí, fue mucha presión haber adaptado una película suya. Incluso, estoy casi seguro de que no le va a gustar la primera vez que la vea porque él quiere mucho a la original. Después, va a poder tomar distancia y verla como una película distinta. Al menos eso espero.
Campanella junto a Oscar Martínez y Marcos Mundstock durante el rodaje de Regreso triunfal.
-¿Cómo evaluás la situación actual del cine argentino? Las medidas tomadas por esta gestión fueron, en muchas ocasiones, polémicas.
-No sé si soy el más indicado para hablar. Yo soy productor a la hora de elegir mis equipos de trabajo, no de armar los proyectos. Sin embargo, sé que la primera mitad del año fue récord en cantidad de producciones. Así lo mostró un informe de SICA. Además, a nosotros nos costó mucho conseguir el equipo para hacer la película. Todos los trabajadores están muy ocupados. Habrá que ver, de ahora en adelante, cómo impactan los cambios económicos en el segundo semestre. La devaluación le viene muy bien al cine argentino, si no se traslada inmediatamente a los costos e inflación. En servicios de producción esto va a impactar bien porque Argentina estaba carísima para filmar y habíamos perdido mucho trabajo con Colombia o Brasil. Respecto a lo creativo, veo que hay nuevos valores buenísimos. El cine está permanentemente en estado de ebullición.
-Sin embargo, del otro lado dicen que el boom de rodajes de este año son guiones aprobados por el INCAA hace dos o tres años.
-La verdad es que no tengo idea. Yo empecé con este proyecto en noviembre del año pasado y se armó. Pero claro, pueden decir que yo, al ser conocido, lo puedo hacer más fácil. Además, estoy enfocado en el teatro. Mi socia Muriel Cabeza es quien se ocupa de seguir los temas de cine. A mí, la manera de financiar las películas me agota. Es algo que cambia todo el tiempo.
-Bueno, al teatro llegaste de grande. Y tanto te entusiasmó que ahora estás construyendo uno.
-Sí, la dirección en teatro fue una especie de antídoto a Metegol. Pasé de un proyecto de alta tecnología a volver a los actores y la letra más convencional. Me enamoré al instante. Fue algo que me agarró de grande y me pareció como mover músculos nuevos. El teatro no está sufriendo la crisis de cambios que sí sufre el cine con el streaming, los medios de proyección y el financiamiento. La experiencia de cine que yo conocí ya no existe más. De ahí, surgió la posibilidad de construir este teatro por aquella ley que dice que si se demuele un teatro, no se puede hacer nada hasta que se construya otro igual. En Corrientes y Paraná estaba el teatro Politeama y ahora, quieren poner una torre allí. Como no lo pueden hacer hasta no construir el teatro, decidimos afrontar el desafío y armarlo.
-La última ¿Qué sucedió finalmente con la película de la pobreza y las clases bajas?
-Suspendimos un poco la escritura del guión. Ahora, después de la euforia de Regreso triunfal, lo retomaremos. Es un tema que me preocupa mucho. Trataremos de moverlo por otros carriles también. El acceso al cine profesional de gente a la que, generalmente, se lo niegan o no se lo permiten es algo que hay que trabajar. Aunque, por suerte, cada vez están entrando más.
3 Comentarios
Rosa ana maria Fioremtino
09/10/2018 at 19:37suavecito, suavecito…
Fernando Vega
10/10/2018 at 16:52Si no tenés idea, mejor no hables
Walter
11/10/2018 at 13:19Que tipo chanta y gil.