1957.
En la frialdad de la noche, cuatro reconocidos dirigentes peronistas son apresados en la Unidad 15 del penal de Río Gallegos. Ante la posibilidad de ser fusilados, deciden que el escape es la única oportunidad para sobrevivir. Dejando a un lado sus diferencias personales e ideológicas, planean una de las fugas más espectaculares de la historia argentina. Héctor Cámpora, Jorge Antonio, John William Cooke y Guillermo Patricio Kelly muestran que el instinto de seguir viviendo siempre es mayor.
2018.
Diego Gentile está de festejo. No es para menos. Se estrena Unidad XV, película dirigida por Martín Desalvo que recrea los hechos de esta impactante fuga. Él se puso en la piel de Guillermo Patricio Kelly, personaje muy controversial de los medios y la política argentina, recordado por una disparatada fuga vestido de monja en 1957, y por haber terminado su vida recorriendo programas de televisión en plan mediático.
Con una cara asociada a la comedia, Diego logró escapar del encasillamiento que ataca a muchos actores. Ex protagonista del éxito teatral Toc Toc, logró decir “no” cuando consideró que ese ciclo teatral ya estaba cumplido. Unidad XV tuvo su preestreno en la 33° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y ahora llega a las salas de todo el país.
-¿Fue tu primera vez en el festival de Mar del Plata?
-Sí, cuando me habían invitado yo estaba haciendo teatro en Buenos Aires y no podía. Mar del Plata para mí significa mi infancia. Mis abuelos vivían acá y yo venía todos los veranos y los inviernos. Por eso, cuando apareció la posibilidad de ir para esta edición del festival, no lo dudé ni un segundo. Aunque fue solo un día porque tenía que volver para terminar con mi temporada de teatro. Siempre es un plan para mí ir a Mar del Plata y más si se trata de promover y ver una película de la que me siento muy feliz de ser parte.
-Además, fue muy conmovedora la respuesta de la gente, entre los que había militantes de la juventud peronista.
-Totalmente, eso fue muy conmovedor también. Había mucha pendejada militante y pasa lo mismo que cuando ves a un chico con el pañuelo verde, sentís que de verdad hay esperanza. Hay que tener mucho cuidado con cómo se subestima a la juventud. Es muy fácil decir “estos pendejos no saben nada”. Hay una cosa de prejuzgar en vez de escuchar. Es absolutamente nutriente en algún lado ser parte de esa juventud. Cuando ya no lo sos por la edad, tenés que serlo por la cabeza porque es la gente que está creciendo y la que a la vez hace crecer el país.
-Hay otra cosa muy movilizante que tiene que ver con la comparación de aquel hecho que ocurrió en 1957 con lo que está pasando hoy en día en Argentina y Latinoamérica, ¿vos cómo lo viste?
-Es algo increíble. Cuando Martín y Mora empezaron a armar esta historia en sus cabezas hace tres años, el país no era lo que fue hace un año o ahora. Se podía ver venir lo que iba a pasar, pero es una Argentina que año a año está en una situación distinta. Entonces, que un hecho que pasó hace tanto tiempo tenga tanta repercusión ahora y haga tanta mella es algo por lo menos preocupante. Me parece buenísimo que se estrene justo ahora, en un momento en el que también cinematográfica y artísticamente estamos muy complicados. No hay casi apoyo a las películas chicas, si no hay un canal grande fogonéandote atrás o no están Ricardo Darín o Guillermo Francella es difícil. El cine, el teatro y ciertos programas de televisión se volvieron un gran lugar de resistencia. La situación es realmente complicada, la semana pasada se suspendieron tres rodajes en un día porque el INCAA no les adelantó el dinero.
-¿Pero por dónde pasa para vos esta conexión más directa entre aquel momento y el contexto actual?
-Lo que pasó en ese momento fue que intentaron encerrar a estos cuatro líderes peronistas que venían de distintas ramas a que se mante entre ellos en la misma celda. Pero más allá de sus diferencias, éstas logran unirse en pos de salir. En la Argentina de hoy no hay empatía. Estamos ante un gobierno que dice mucho y venden globos amarillos, pero después no hace nada. Hay mucha obscenidad entre sus discursos de campaña y lo hecho. Es peligroso que no se piense en el bienestar común. Hay algo del discurso de que “el negro se vaya a laburar, se le acabaron los choripanes”. El otro día hablábamos con Carlos Belloso que todo se relaciona con el “divide y reinarás”. Es más fácil tener calmo al pueblo si no está unido.
El actor protagoniza junto a Rafael Spregelburd, Lautaro Delgado y Carlos Belloso una fuga histórica.
-¿Cómo fue esto de interpretar un rol histórico? ¿cuánto sabías de la historia de Guillermo Patricio Kelly?
-Yo soy bastante bruto, bastante ignorante. Sabía quién era él porque fue un personaje muy conocido en los ‘90. Me puse a buscar qué material había y encontré algunos almuerzos con Mirtha Legrand. El tipo iba armado, era como un impune. Se le hacía el banana seductor a Mirtha. Era un atrevido. Cuando las cosas están bien escritas y entendés la energía del personaje, ya está. A mí me aburre mucho leer biografías y no me sirve. Aprovecho más tener tres conceptos y mirarme a los ojos con mis compañeros, sentir que todos estamos contando el mismo cuento.
-Además, en ese sentido, era una energía totalmente diferente a la que venías trabajando. Quizás, sos un actor muy asociado a la comedia.
-En general, siempre me llaman más para la comedia. Sin embargo, empezaron a aparecer personajes con otro tipo de sensibilidad a los que les dije que sí. Por ejemplo, ahora estoy haciendo Campanas en la noche, la nueva novela de Telefé, en el que el personaje no tiene nada de humor. Soy un político abogado que entro a solucionar unos chanchullos. Hasta tengo un nieto de cinco años. Dije que sí porque era mostrar otra faceta. La última vez que había hecho algo largo en televisión fue con Señores Papis, con un personaje muy explosivo y gracioso. Pero estoy contento de que se amplíe el panorama de confianza del afuera para mi trabajo.
-Recién recordaba que fuiste uno de los actores de la publicidad de Fernet Branca de ‘1 de cada 10 hombres..’. Esos fueron tus comienzos.
-Sí (risas). La publicidad en general me dio de comer durante mucho tiempo. En 10 años hice 80 publicidades. Después, me agoté y no quise hacer más. Pero si te pones a ver publicidades viejas, te das cuenta que hay un montón de actores que hoy son conocidos. La dieron tres años seguidos y la cobré muy bien gracias a las renovaciones. Ganaba bien en dos días y con eso vivía tres meses, de paso podía hacer teatro independiente. El camino que caminás es el que te hace el que sos ahora. Aguante el Fernet (risas).
-¿Y ahora? ¿Qué se viene a futuro?
-Campanas en la noche arranca en verano. A su vez, el año que viene se estrena la película Los adoptantes, donde con Rafael Spregelburd hacemos una pareja que quiere adoptar unos niños en una comedia sensible, romántica.
-Por último: ¿para cuando Kelly vestido de monja?
-Me hubiera gustado filmarlo. Yo dije que tenía que ir al estreno vestido de monja, pero todavía no me atrevo. Vamos a ver si me animo (risas).
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