Tal vez no todas estas películas puedan considerarse clásicos del cine, sin embargo venimos repitiendo estas frases desde el día en que se estrenaron.
Diego Torres cae preso vaya uno a saber porqué. Mientras su novia Laura Novoa hace lo necesario para que la policía reconozca el error, el muchacho se las ve negras y se agarra fuerte fuerte a las rejas de la celda al grito de “¡¡¡¡Guardiaaaaaaas!!!!” (así, con muchas “a”). Si bien La furia (1997), película de Juan Bautista Stagnaro fue un éxito de público, una década y media más tarde no recordamos casi nada de la trama, ni siquiera que trabajaba Luis Brandoni. Lo único vivo en la memoria es ese grito desesperado, y la certera sospecha de lo que se le podía venir inmediatamente después…" title="cine_diego_torres"/>
Algo tenían que ver los bancos. Héctor Alterio era un jubilado y Leo Sbaraglia un empleado que escapaba con él, y de la mitad de la película en adelante aparecía teñido de rubio para pasar inadvertido (una de las peores decisiones en la historia del cine). Las bases de datos aseguran que Caballos salvajes (1995) dura más de dos horas. ¿Qué pasaría en el resto de la película, no? Lo único que nos acordamos es de Alterio gritando “¡¡La puta que vale la pena estar vivo!!”. Ah, y de unos caballos salvajes corriendo, pero eso ya lo anticipa el título así que no vale. " title="cine_hector_alterio_caballos_salvajes"/>
Cuando Alejandro Doria filmó 100 veces no debo (1990), Andrea del Boca tenía 25 años, sin embargo la magia del cine la convirtió en una adolescente de 18 que descubre que está embarazada. Cuántos y quiénes eran señalados como el padre de la criatura es una pregunta que no muchos pueden contestar. Sin embargo, si preguntamos por la reacción de Luis Brandoni, enseguida lo vemos abriendo la puerta de su casa y gritando: “¡¡Le llenaron la cocina de humoooo!!” y “¡¡Le inflaron el boooomboooo!!”." title="cine_luis_brandoni_norma_aleandro"/>
A pesar de pertenecer a otra generación de espectadores, todos hemos escuchado a algún abuelo decir risueño “La vieja ve los colores”. La referencia a Cuando los duendes cazan perdices (1955), película protagonizada por Luis Sandrini y Malvina Pastorino fue un clásico que se escuchaba en la calle, en las casas y en los colegios. Todos recordaban el grito de Don Luis mientras se iba en una bicicleta sin pedales que había inventado. Imposible sumar muchos más datos, solamente la alegría del buen hombre y del pueblo que salía a las calles a aplaudir la novedad." title="cine_luis_sandrini"/>
La historia de Carne (1968) tiene a Isabel Sarli como empleada en un frigorífico. Un día, un grupo de hombres la secuestran y encierran en un camión para violarla. Ella, desesperada, la famosa frase. Muy épico, si no fuera porque la escena no está. Lo que la Sarli gime es: “Canalla, se va a arrepentir toda la vida de lo que hace”. El imaginario popular unió la primera parte con un diálogo de Y el demonio creó a los hombres (1960): “¿Por qué me persigue? ¿Qué pretende de mí?”. De la conjunción nació una leyenda que nunca fue." title="cine_isabel_sarli"/>
¡¡¡¡Guardiaaaaaaas!!!!
Diego Torres cae preso vaya uno a saber porqué. Mientras su novia Laura Novoa hace lo necesario para que la policía reconozca el error, el muchacho se las ve negras y se agarra fuerte fuerte a las rejas de la celda al grito de “¡¡¡¡Guardiaaaaaaas!!!!” (así, con muchas “a”). Si bien La furia (1997), película de Juan Bautista Stagnaro fue un éxito de público, una década y media más tarde no recordamos casi nada de la trama, ni siquiera que trabajaba Luis Brandoni. Lo único vivo en la memoria es ese grito desesperado, y la certera sospecha de lo que se le podía venir inmediatamente después…
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