Es viernes, faltan seis días para el estreno de Kóblic, y Ricardo Darín está cansado. Como cualquier hijo de vecino, a sus 59 años cumplidos en enero el raid mediático previo al lanzamiento de una película seguramente le pesa más. Y esta no es una del montón en el cine argentino. El filme de Sebastián Borensztein sigue el camino de un militar desertor, que se niega a cumplir una orden durante un “vuelo de la muerte“. Llega a un pueblo donde se esconde, pero el pasado lo sigue hasta ahí mientras se enfrenta a un comisario corrupto (Oscar Martínez) a cargo del lugar.
En un guión que abreva mucho (pero mucho) en Los imperdonables, el último gran western de la historia del cine dirigido y protagonizado en 1992 por Clint Eastwood, Kóblic ofrece un Darín más sórdido y reflexivo, que habla y se ríe menos. Un hombre (y en esto se podría emparentar con su composición en Truman) de surcos en el rostro, de vuelta de la vida y en busca de un cierre.
-Otro factor común entre tus dos últimas películas son los animales. Primero Troilo en Truman, ahora Efraín en Kóblic, ¿ya se te ha vuelto una cábala trabajar con perros?
-(Risas) Efraín fue un divino, un genio. Tanto él como su entrenador, que se llamaba Esteban. Vos sabés que fue todo un tema trabajar con él, porque había momentos en que necesitábamos que hiciera cosas muy puntuales y otras veces no, ahí entraba y salía de cuadro cuando quería, y eso tambíen servía.
-¿Cosas puntuales como la escena de la pata rota?
-Bueno, esa fue una que salió buenísima. La verdad un genio. Como ya me había pasado con Troilo, el único de la película que tuvo relación con el perro fui yo. Dicen que es la mejor manera de afianzar el vínculo, y la verdad es que en ambos casos salió bárbaro. Te diría que me llevo mejor con los animales que con los actores (risas).
-Durante toda la película, el avión es casi un actor más, tanto en el arco argumental de los vuelos de la muerte como en el presente de tu personaje. ¿Cómo te acercaste al tema teniendo en cuenta que venís de familia de aviadores? (su padre antes de dedicarse a la actuación fue aviador).
-Es cierto mi padre y también mi tío eran pilotos, así que fue un tema muy cercano a mí desde chico. Y Sebastián (Borensztein) también es piloto civil así que nos encontramos dos fanáticos. Me entusiasmaba subirme a un avión en la película, aun cuando en medio de una toma tuvimos un percance, que por suerte terminó bien.
-¿Qué pasó?
-Estábamos haciendo una escena en la que yo tenía que tratar de poner el avión en marcha pero no tenía que andar. Yo le daba, y le daba, y de pronto arrancó de verdad. El equipo se asustó y se tiró encima mío, nos terminamos riendo todos. Y ahora, a la distancia, te diría que hasta fue excitante.
-Hablemos de tu personaje, una suerte de desertor, un militar que decide no acatar una orden y escapar de la carrera de vida que había elegido.
-Desde el inicio está claro que Tomás Kóblic lleva un ancla a cuestas, le pesa en la conciencia haber sido parte de ese horror. Uno se pregunta cómo habrá sido su pasado, cuántas veces antes habrá estado en esa misma situación de la que finalmente se rebeló…
-Bueno eso es lo que despierta la polémica de si es un buen o un mal tipo.
-Quizás en la gente, pero cuando uno es el que está a cargo de corporizar a ese personaje, de construirlo lo que no tiene que hacer es juzgarlo. Porque si hacés eso lo contaminás, le sumás preconceptos propios que terminan diluyendo su esencia. Por eso prefiero imaginarlo en su vida anterior al momento que muestra la película que tomar posición sobre él.
-Pero me imagino que no es fácil ideológicamente hacer a un personaje con tantas aristas.
-Uno tiene recursos para afrontar estos tipos de papeles. Como te decía antes, yo me imaginé que puesto en ese lugar de tener que abrir la compuerta, él dijo: “No puedo, no puedo hacerlo”. Me aferré a eso y traté de imaginar que podía estar sintiendo esa persona en esa situación.
-¿Y qué te imaginaste de su vida anterior?
-Que Kóblic era un tipo próximo a su retiro, y a lo mejor no se había enfrentado previamente a una situación así. Hay casos reales con las mismas características. Era una forma que tenían los militares para construir luego un pacto de silencio entre pares.
Kóblic, ¿Héroe o villano?
-De acuerdo a los créditos de la película, el flashback de lo que ocurre en el avión se filmó en España con actores de allá, ¿pensás que se generó la misma tensión que si hubiera estado hecha por completo con actores argentinos?
-Totalmente. Nada de lo que habíamos hablado antes con Sebastián nos preparó para esas escenas. Recrear un vuelo de la muerte me generó una sensación horrorosa, insoportable. Y mirá que éramos los técnicos, nosotros, los extras, los dobles de riesgo… Y a todos nos corrió un frío por el cuerpo.
-¿Tuviste contacto con el entorno militar para preparar a Kóblic?
-Sí, nos reunimos con algunos militares retirados para interiorizarnos de algunas cuestiones técnicas relacionadas al manejo de aviones, qué se puede hacer y qué no, más allá de las cuestiones que estaban muy bien detalladas en el guión..
-¿Y con familiares de desaparecidos no?
-Desde el primer momento sabíamos con Sebastián y el resto de los compañeros que nos estábamos metiendo con un tema muy sensible en el cine argentino, que iba a despertar reacciones muy distintas en quienes vieran la película. Entonces no queríamos “ablandar” al personaje, Si algo buscamos que quede claro es que no queríamos que se vieran en las actitudes de mi personaje una justificación. Kóblic no es un héroe, ni siquiera es un antihéroe. No hay redención posible para él.
3 Comentarios
Laura
15/04/2016 at 16:08Excelente entrevista!!!
Laura
15/04/2016 at 16:08Excelente entrevista!!!
Mirá la increíble transformación de Ricardo Darín para su nueva película - Cine Argentino.NET
15/06/2016 at 10:22[…] “Recrear un vuelo de la muerte me generó una sensación horrorosa” […]