Y un día volvió. Cuando en el escenario del hermoso Teatro De la Torre en Pinamar, la directora de UNCIPAR Liliana Amate dijo: “Acá no hay un solo luchador, muchos lucharon para que hoy se pueda prender esta pantalla” estaba resumiendo en una frase los últimos meses del 2016 o, mejor dicho, los primeros. De la incertidumbre a la alegría, de la frustración a la realización. Así fue el derrotero de este festival, el más antiguo de nuestro país, que encontró en Pinamar un nuevo lugar para seguir creciendo.
Luego de las palabras del Intendente Martín Yeza en la gala de inauguración, donde reafirmó su compromiso con el cine y la cultura (pacto que viene cumpliendo a rajatabla); y del director de Cultura Eduardo Isach, abrió la jornada nacional La variación de López. El corto de Pablo Parra, ternado para los premios Cóndor de Plata de este año, fue uno de los más elogiados de la primera jornada. A las 20 comenzaron a proyectarse los correspondientes a la Competencia Internacional. Esta vez la sorpresa fue el holandés Metamorfosis, animación de raíz kafkiana dirigida por Fréderic Every y Lousi Mercadier.
Liliana Amate, emocionada, en la apertura de UNCIPAR 2016.
Y porque el arte no tiene duración, la noche terminó con el preestreno del largometraje Justo en lo mejor de mi vida, adaptación de la obra de teatro homónima (que tuvo como protagonista a Luis Brandoni) con Pablo Alarcón, Claudio Rissi, y el promisorio debut cinematográfico de la joven y talentosa Lucía Stella.
Falta mucho y muy bueno por ver, pero ya se puede asegurar que este UNCIPAR está mejor que nunca. Pinamar, gracias a la gestión de la intendencia, le brindó un marco diferente al que estábamos acostumbrados en Villa Gesell. El maridaje entre ciudad y cine se da este año como nunca antes. Será el teatro, será la calidad del material que cada tarde y noche se exhibe, o será el sueño compartido. ¿Quién sabe? Lo único tangible es que el resultado se acerca al ideal.
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