Al momento de pensar la película, intentamos abarcar el asunto de la justicia sin buenos ni malos. Tratando de traer el tema al mundo real, cotidiano. Nos cuidamos mucho de no bajar línea, sino de plantear el problema desplegando la complejidad de ese universo. El mayor desafío era que el resultado final contuviera las múltiples posibilidades que de allí se desprenden, sin la pretensión de testimoniar de manera informativa la actualidad del funcionamiento de la justicia. Sino tomar un recorte que a la vez pudiera contener la totalidad del asunto, que es muy complejo y que comprende a diferentes actores. Es por eso que nos permitimos que aparezca también el humor en momentos crudos, difíciles. En esa multiplicidad están presentes elementos que provienen tanto de la ”realidad ”, como de la ficción.
Al momento de pensar qué contar, surge una vinculación genuina con el tema, pero también con la necesidad de existir. Existir por afuera de lo que ya existe. En esa combinación se presenta el límite en la posibilidad de contar, de estructurar el relato. Entiendo que la necesidad de acudir a ”lo real”, surge de la búsqueda de nuevos relatos, de otras formas de contar.
Cuando la ficción se repite o encuentra su límite, allí aparece la realidad como posibilidad novedosa o superadora. En ese sentido acudir a lo real, es una excusa para traer material a los fines de un relato y no exclusivamente de una voluntad de documentar una realidad concreta. Esto dicho desde la conciencia de entender la crudeza y la complejidad, en este caso del mundo penal. Y por supuesto desde el respeto hacia quienes componen ese mundo.
Pero tanto el relato cinematográfico, como el del mundo jurídico tienen sus propias reglas y al momento de contar, se debaten en un delicado equilibrio. No hay nada más real que estar privado de la libertad. En el encierro no hay dudas. Allí esta presente “lo real”.
Pero también el mundo penal sirve de plataforma para que la ficción aparezca. En ese sentido veíamos cómo el poder político y mediático, por diferentes intereses, han crean un relato de ficción sobre ese mundo.
La película intenta echar luz sobre esa distorsión mediática que se produce sobre el mundo penal. También, en lo estrictamente penal se encuentran elementos de actuación. El abogado penalista debe convencer a un jurado. Debe ”actuar” para ese fin. En ese sentido haberlo conocido a Alfredo García Kalb, fue decisivo para poder pensar el relato.
Es un personaje que despliega muchas posibilidades de actuación, que actúa en muchos planos a la vez. En él la ficción se hace presente, se planta. Es un actor que corre el límite, que puede actuar en situaciones extremas. Allí es imposible establecer el límite de lo real.
La actuación, la ficción, circulan por diferentes lugares que no son por donde tradicionalmente se cree que están.
La actuación, ya no es monopolio de los actores.
Cuando los elementos ficcionales y reales se yuxtaponen, es difícil establecer una línea de separación. Tanto el tema, como sus protagonistas, contienen elementos de esos dos mundos , realidad y ficción. De allí su complejidad. Y su interés.
Matías Scarvaci - Director de Los cuerpos dóciles
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