Sofía es una de las tataranietas de Antonio Coraggio y la mapuche Juana Silva, los fundadores de Casa Coraggio. Una empresa fúnebre con 120 años de historia.
Juana Silva, la tatarabuela mapuche, y Don Antonio, fundaron la funeraria hace más de ciento veinte años. Dieron a luz a Don Guillermo, quien se hizo cargo durante toda su vida del negocio. Su hija Nilda y su marido siguieron con la tradición, pero él murió y Nilda sintió que no podía sola.
Fue entonces que le pidió a su hija Nora -quien estaba casada con un óptico, Alejandro Urosevich, y vivían en Buenos Aires- que volviera a Los Toldos, y junto a su marido la ayudara con el negocio familiar. A partir de entonces, Nora y Alejandro llevan adelante Casa Coraggio. Allí nace, en medio de tanta muerte, Sofía. Se cría en ese ambiente que le es propio y natural.
Al tiempo Nora y Alejandro se separan. Alejandro se queda a cargo de la funeraria y continúa viviendo en la casa familiar junto a Nilda, su ex suegra y forma una nueva familia con Carla, una mujer veinte años menor que él que tiene una hija pequeña María Luz y tienen juntos un hijo Boris. Todos viven a la casa-hogar-funeraria.
Cuando visité los Toldos hace un tiempo puede ver cómo la casa funeraria se fue comiendo metros de la casa familiar, y cómo la vida de ellos está toda mezclada. Es todo un gran berenjenal, una familia ensamblada, una casa ensamblada, donde no se sabe quién es quién. Nilda es una abuela que no es abuela, Alejandro es un Coraggio que no lo es. La funeraria y la casa no tienen sus límites claros: la pileta de natación del jardín tiene forma de féretro quizás por que está construída con el mismo material con el que se construyen las lápidas, las patas de la mesa donde se come son las que sostienen comúnmente a los cajones fúnebres. La misma confusión que existe entre sus miembros puede observarse en los muebles y las instalaciones. Por último me enteré de que varios fantasmas recorren la casa, lo que para ellos es algo natural.
Conversando más a fondo con Sofía, ella me cuenta que el padre, mas allá de su aspecto saludable, tuvo hace poco un episodio de salud. No saben si fue o no un infarto. Pero este hecho encendió la alarma de todos. ¿Qué va a suceder cuando el padre no esté más? ¿Quién se hará cargo del negocio?
Me reuní con toda la familia en un segundo viaje y les propuse hacer una película donde pueda observarlos y al mismo tiempo explotar los conflictos existentes entre ellos: la continuidad de la funeraria, la presión sobre Sofía y la salud de Alejandro.
Una película de ficción muy parecida a la realidad.
Pero la realidad siempre tiene sus vueltas y esta no fue la excepción. Antes de filmar Sofía me llama y me cuenta que a Alejandro lo tienen que operar. Una cirugía a corazón abierto de alto riesgo. Esta situación me puso contra la pared. La búsqueda de la realidad para ser re interpretada en una película jugaba sus cartas a fondo. Me reuní con Alejandro y también con el resto de la familia y decidimos seguir adelante. De esta manera, la familia Coraggio antes de poner el corazón en el quirófano lo puso en la película.
Alejandro estuvo luego de la filmación casi seis meses internado y peleando por su vida. Por suerte todo salió bien. La película y la operación. Pronto tendré la oportunidad de verlos nuevamente y celebrar con toda la familia la premiere de Casa Coraggio.
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