La versatilidad es la facilidad grande para el cambio. A nivel actoral, este concepto puede aplicarse a la cualidad de un actor que puede desenvolverse fácilmente en papeles bien disímiles, tanto en sus características como al género al que pertenecen. Más allá de los encasillamientos impuestos por el propio medio, Mike Amigorena demuestra día a día y trabajo a trabajo que su capacidad actoral no tiene techo. Después de haber formado parte de Primavera (2016), una de las comedias más transgresoras de los últimos tiempos, vuelve a la pantalla grande con Mario on tour, road movie dirigida por Pablo Stigliani en la cual también participan Iair Said y Román Almaraz.
Allí, Mike interpreta a Mario, un músico que se gana la vida como tributista de Sandro en despedidas de solteras, casamientos y cumpleaños. La relación conflictiva con su hijo también es protagonista de esta historia rodada en varios escenarios de la costa argentina. En una charla tan versátil como el entrevistado, Mike habla de su primer protagónico en cine, su relación con el drama y el éxito y sus deseos de irse a vivir al campo.
-¿Cómo te llegó la propuesta de estar en la película? Justamente combina tus dos pasiones: la actuación y la música.
-El director se contactó conmigo y me ofreció este personaje. Al leer el guión, me llamó mucho la atención y accedí a hacerlo. Como mencionás vos, cuando vi que la música estaba involucrada, se me hizo mucho más llevadero y fácil poder elegir. Lo primero que me comentó Pablo era que íbamos a viajar porque iba a ser una road movie y que, aparte, iba a cantar. Con eso me conquistó inmediatamente (risas).
-¿Cuánto influyó también que sea un personaje más vinculado al drama? La gente te reconoce más por tus personajes televisivos orientados a la comedia.
-Trato de hacer todo. En general, todo lo que me conquista lo hago. No me gusta solamente la comedia y está bueno variar. Los personajes dramáticos también me atraen. Aunque, en general, soy más propenso a querer hacer reír. Creo que eso influyó mucho en esta elección. Me gustó mucho hacerlo.
“A la hora de hacer mi último disco pensé mucho en Sandro y en Palito Ortega“.
-Mario on tour significa también tu primer protagónico en cine, ¿era algo que anhelabas?
-No lo sé. Creo que uno no busca protagonizar pero te llega en el momento justo cuando estás preparado. En ese sentido, me parece que este era mi momento justo y valoro mucho que haya sido un protagónico así, donde puedo combinar el canto y la actuación.
-En la película trabajaron también un género poco común para el cine nacional como es la road movie.
-Sí, nunca había hecho una película de este tipo. Me encantó porque recorrimos diferentes locaciones y viajar mientras rodamos es maravilloso. La experiencia se hizo mucho más llevadera en presencia de estos paisajes más autóctonos y el mar que es una belleza. Me acuerdo de que hacía bastante frío y eso fue, quizás, lo más complicado. Una cosa importante de este género es llevarte muy bien con el equipo, tenés que tener mucho entendimiento y química porque convivís las 24 horas del día. Es muy distinto a un rodaje convencional. Por suerte, la pasamos increíble.
-¿Cómo fue componer a este tributista de Sandro? Has reconocido en varias notas que él es una de tus grandes influencias musicales.
-Sí, a la hora de hacer mi último disco pensé mucho en Sandro y en Palito Ortega. Siempre me gustó Sandro, toda la vida lo escuché. Tener la posibilidad de interpretar sus canciones y darles mi impronta me llenó de orgullo. En las escenas canté en vivo, no hice playback, fue una condición indiscutible tanto para el director como para mí.
-La película tiene varias subtramas. Si bien habla mucho de la paternidad, también se mete en la cuestión del éxito ¿Cómo te llevas con él? Hay una visión de que hoy estás en la cima y mañana ya no.
-Me llevo bien con el éxito porque no le doy pelota. Cuando está lo disfruto y cuando se va, no trato de retenerlo. En ese sentido, el éxito es un poco como el ego. Tenés que luchar para conseguir lo que querés, estar seguro de vos mismo pero que esa seguridad no te boicotee en el camino.
-Vinculado con esto, hace un año habías comentado que estabas en el lugar que siempre quisiste estar ¿Es así? ¿Seguís estando o algo cambió?
-Cuando lo dije, probablemente lo estaba. Decir eso es una comodidad también. Considero que uno nunca termina de aprender, de tener desafíos e incentivos. Creo que vivo siempre en la meta: cuando llego ahí, en vez de buscar una nueva carrera, me quedo un tiempo hasta que me decido empezar otro desafío.
En las escenas canté en vivo, no hice playback, fue una condición indiscutible tanto para el director como para mí.
-Pero a la vez, analizando tu carrera, te gustan los desafíos: en general tus personajes son rupturistas y desafiantes.
-Sí, jamás dije que no. Me gustan los desafíos pero no ando todo el tiempo con ellos.
-¿Qué puntos en común encontrás entre Mike y Mario, más allá de la pasión por el canto?
-Tengo mucho de Mario. Creo que en lo que más me parezco es en lo apasionado por su deseo. Después, él es mucho más vago que yo pero al ser tan apasionado, va por todo. En cuanto a la paternidad, me parece un padre un poco ausente con su hijo. Y ahí estaría nuestra diferencia: yo no sería un padre ausente de ninguna manera.
-¿Cómo fue la relación con Román Almaraz? Ya habían trabajado juntos hace mucho tiempo en Vecinos en guerra, pero él creció bastante.
-Fue divino. Nos tenemos mucho cariño porque nos conocimos hace cinco años en la televisión. Para mí, fue un descanso volver a trabajar con él porque ya nos teníamos confianza y es un gran actor, muy respetuoso. Tiene unos tiempos actorales que nos permitieron generar momentos únicos en el rodaje.
-Contame alguno de esos momentos únicos.
-Por ejemplo, las escenas que tuvimos en el mar son inolvidables, muy lindas y movilizantes. Después, en Pipinas también rodamos momentos muy sentidos. Y además, todo el rodaje estuvo adornado por el frío.
-Volviendo sobre la cuestión de tu desapego por el éxito, ¿sigue en pie aquel proyecto de irte a vivir a un campo en Calamuchita? ¿Lo ves como algo cercano o más a largo plazo?
-Sí, es algo que planeamos con dos amigos. Entre los tres, compramos un campo y pensamos vivir como en una colonia donde produzcamos nuestros propios alimentos. Pero respecto a cuándo hacerlo, me sucede algo muy parecido que con el drama. Me encanta el campo y lo voy a disfrutar hasta que empiece a necesitar de nuevo la ciudad y entonces, en ese momento, volveré acá. Para quedarme definitivamente allá falta mucho tiempo. Calculo que en un mediano plazo voy a estar viviendo unos días en el campo e ir viendo qué me pasa.
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