En mayo de 2013 se anunciaba el comienzo del rodaje en Rosario de El Negro Olmedo. En una cinematografía tan escasa en biografías como la nuestra, que se le diera lugar a la vida de uno de los más grandes cómicos de nuestro país generó una enorme expectativa,y demostró que la figura de Alberto Olmedo se encontraba intacta y convocante. Sumaba a la garantía de confianza que el proyecto estuviera capitaneado por tres de los hijos del actor: Mariano Olmedo en la dirección, Marcelo Olmedo como guionista y Sabrina Olmedo en el papel de su abuela. No menos interesante resultaba que el protagónico estuviera a cargo de Martín Bossi, por entonces un debutante en el cine que ya había mostrado su destreza para componer personajes en el escenario de Showmatch.
La filmación continuó en Mar Chiquita, y al entusiasmo le ganó el fervor. Pero tres meses después… a ambos los abatió la incertidumbre. En julio comenzaron los rumores de que el filme se suspendería por falta de presupuesto. Para septiembre, un comunicado del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) confirmaba la cancelación: “Lamentablemente, y debido a la actitud irresponsable de los productores, que comenzaron el proyecto sin contar con los recursos necesarios, el rodaje se interrumpió, dejando a 62 técnicos sin trabajo y adeudándoles salario y horas extras. SICA realizó la denuncia del conflicto ante el Ministerio de Trabajo, donde ya se realizaron dos audiencias que fracasaron ante la falte de propuestas de los productores“.
La historia terminó con casi un cuarto de película filmado y abandonado. Triste desenlace para el que hubiera sido el único gran homenaje que se merece (y se le debe) a Alberto Olmedo. Cuando el pasado 5 de marzo se cumplieron 30 años de la muerte del actor, nada se habló de esta obra inconclusa. Los actores que formaron parte de ella prefieren olvidar que pasaron por ahí; salvo Bossi claro, que capitalizó la composición recreando en sus espectáculos “la máscara” de Olmedo. Un reconocimiento con gusto a poco de lo que pudo haber sido y, lamentablemente, nunca fue.
Mar del Plata (recreada en Mar Chiquita), después de Rosario, una ciudad emblemática en la vida de Alberto Olmedo . Y el lugar donde lo encontró la muerte en 1988.
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