Ser hija de una actriz y dedicarse al mundo de la actuación ya es algo complicado. Imaginense si, a su vez, tus tías también son grandes figuras del ambiente artístico. Las trillizas de oro son un símbolo de la época: las ex coristas de Julio Iglesias se destacaron en la farándula argentina e internacional. Ahora, una nueva generación de artistas se asoma en la familia.
Así, el nombre de Laura Laprida empezó a resonar. La hija de María Eugenia Rousse - y sobrina de María Laura y María Emilia - logró armarse de un lugar propio gracias a mucho esfuerzo y papeles desafiantes. Ahora, la alegría es mucho mayor ya que logró uno de sus grandes anhelos: protagonizar en cine. Tras verla en Perdida (2018), donde hizo una pequeña participación, el director Matías Szulanski la convocó para protagonizar Astrogauchos. En medio del rodaje, la actriz aprovechó para referirse a este nuevo desafío, sus ganas de hacer cine y lo difícil que fue llegar al lugar donde hoy se encuentra.
-Después de mucho trabajo, es tu primer protagónico, ¿costó? ¿cómo llegó la propuesta?
-Por suerte, me llamaron. Eso es súper gratificante. Si bien está buenísimo hacer castings y quedar para un papel, cuando te llaman tiene otro gusto. Me vio el director en Perdida y le gustó. En esa película tuve dos escenas nada más, seguro tuvo que poner pausa porque sino no llegaba a verme (risas). Imaginate que estoy muy feliz. Fue algo muy buscado.
-Encima con una producción de época.
-Me encanta. Como decíamos antes, yo en cine había hecho participaciones muy chicas. Que mi primer papel grande sea acá me pone muy feliz. Me fascina todo lo que sea de época. Además, está muy bien hecho el vestuario, el maquillaje y el peinado. Aparte, siempre me dijeron que tengo cara de época.
-¿De qué trata el personaje?
-Mi personaje es la mujer de Emilio, interpretado por Ezequiel Tronconi. Funciona como una contención de todas las cosas que le suceden a su marido. Él está tratando de hacer un proyecto muy importante en nuestro país. Y la cosa se pone difícil. En todas las épocas siempre pasa lo mismo: es muy difícil hacer algo bien en Argentina. Entonces, es un hombre que tiene muchas frustraciones.
-Además, es algo distinto a lo que solés hacer. En televisión, una mujer bien mala y acá, una mujer de época.
-Es lo que más me gusta. Cuando me llegan personajes que me corren de lo que siempre hago, de la chica niña bien rica y buena, me encanta porque yo sé que puedo. Lo que pasa es que es fácil caer en la típica.
-¿Qué diferencias encontraste en el cine en comparación a la televisión?
-La dinámica es totalmente diferente. En televisión hacés dieciséis escenas por día y acá, como mucho, cuatro. Y no parás hasta que no salen impecables. Eso me encanta porque yo soy súper perfeccionista y exigente. Cada vez que me veo en televisión, no puedo evitar corregirme todo el tiempo. En el cine, la dedicación y el tiempo que se invierte es espectacular.
-Ahora hablás con tanto amor de la profesión y pienso en cuánto te costó ingresar al medio artístico.
-Me costó un montón. Estudié otra carrera, tuve otros trabajos como recepcionista, maestra de colegio y hasta en hospitales como radióloga. Es muy difícil pero llegar y trabajar de lo que te gusta es impagable. Vale la pena todo el esfuerzo que hice.
-¿Alguna vez pensaste que ya no llegabas?
-Sí, hubo un momento en que pensé ‘no llego, chau’ y me puse a estudiar radiología. No quería trabajar de algo sin haber estudiado antes. Necesitaba hacer una carrera. Sin embargo, seguía yendo a castings. Igual, me lo tomé más a la ligera porque pensaba ‘yo no vine a este mundo a frustrarme, no me quiero frustrar’. Por suerte, se me terminó dando.
-Justo elegiste un mundo laboral donde la frustración abunda y mucho.
-Sí, muchísimo. Es ir constantemente a castings y no gustarle al otro. Entonces, lo primero que pensás es que no sos suficiente. Pero nada más errado que eso. A veces, es que están buscando otras cosas, pero nunca lo sabés.
-Ahora que ya lograste instalarte en el medio, ¿qué se viene para este 2019?
-Todo lo contrario a lo que pensás, quiero tomarmelo muy tranquilo. Tengo planes de viaje y quiero instalarme en Madrid unos meses. En pantalla voy a seguir con las novelas Campanas en la noche y Millenials, a la vez que espero el estreno de Rumbo al mar y de esta película. Estoy muy sólida. Me voy pero dejé un montón de cosas para que no se olvide la gente (risas).
-Por último: para cuando vuelvas, ¿seguís queriendo combinar la radiología con la televisión? La actriz que trabaja en el hospital sacando placas.
-Sí, es mi sueño. Mi mundo perfecto implicaría trabajar de lunes a jueves en la televisión y los viernes ir al hospital. Pero todavía no puedo. Cuando pise un poco más fuerte, si es que algún día lo hago, voy a poner mis condiciones en las producciones para hacerlo.
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