El Kikito de Cristal es un galardón especialmente concedido a los grandes exponentes del cine latinoamericano. Y por primera vez los organizadores del 44° Festival de Cinema de Gramado han elegido a una mujer para recibir tal distinción. El tributo recayó en Cecilia Roth, actriz argentina pero reconocida y premiada internacionalmente. “Me extrañó mucho que yo fuera la primera mujer en 12 años en recibir el Kikito de Cristal. Es raro que no hubiera mujeres antes. Por un lado es un orgullo pero por otro espero que de aquí en más se lo entreguen a todas mujeres, al menos en los próximos 11 años. Para hacer un equilibrio, ¿no?”, dice entre risas la protagonista de Un lugar en el mundo.
-¿Qué sentís al ser homenajeada por el Festival de Cine más antiguo del Brasil?
-Me siento totalmente agradecida por esta invitación y por este galardón. Al igual que los Premios Platino es importante que siempre tengamos la oportunidad de juntarnos para apoyar el cine iberoamericano. Hay tantos hispanoparlantes en el mundo que quieren ver e identificarse con un cine que se ve poco inclusive en sus propias países. A la Argentina llega poco cine latinoamericano y a los demás países también. Por eso estoy totalmente agradecida porque no significa solamente participar de un homenaje que me hacen. No puedo definir mi vida como mi carrera cinematográfica o teatral o actoral, y mi vida paralela. Son lo mismo. En estos momentos en la región latinoamericana, no solo en el cine sino también en la cultura, si vamos uniendo nuestras voces, y nuestros deseos, esto pueda potenciarse gracias todos nosotros.
-¿Que nos podés comentar sobre tu participación en la serie Supermax: el infierno de las mentes, coproducida entre Brasil y Argentina?
-Daniel Burman es un director con quien yo ya había trabajado, es también un amigo cercano, y me llamó para esta serie de televisión, ya con la idea de que iba a filmarse una versión brasileña y otra versión hispanoamericana. La misma historia pero en dos tonos diferentes.
-¿Cuáles son las diferencias?
-En la versión argentina hay menos cosas sobrenaturales en la serie y más de lo psicoanalítico (risas), y de las relaciones vinculares a partir de su punto de vista. Acepté hacerlo antes de leer los guiones porque confío mucho en Daniel, me gusta su cine, fue un trabajo difícil por el contenido de la historia. Además es la primera vez que la Productora Globo Studios hace una co-producción en español y con otros países como España y Argentina. Lo más fácil fue trabajar con actores de todos lados que es maravilloso. Espero y creo que Supermax va a ser una serie más que interesante. Además es mi primera relación con artistas y actores brasileños.
-¿Cómo fue la experiencia en Uruguay filmando la película Migas de pan?
-Muy buena. La película está dirigida por Manane Rodríguez, cineasta uruguaya radicada en España, con seis largometrajes realizados. Es una producción uruguaya en co-producción con España. Está basada en hechos reales denunciados en el 2012. Se trata de un grupo de mujeres fueron secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura militar en Uruguay, muchas estuvieron más de diez años en prisión. Entraron muy jóvenes y salieron más viejas de lo que eran. Y finalmente en el 2012 en una conferencia de prensa se anunció todo esto que había pasado y allí se denunció que además de las torturas y la violencia a la que habían sido sometidas, habían sido violadas cotidianamente. Y en ese encuentro con la prensa se dieron los nombres de esos violadores y torturadores que seguían después de tantos años trabajando tranquilamente. Es la primera vez que se habla de eso y es un orgullo formar parte.
LA CECILIA QUE SE TRANSFORMÓ EN CHECHU
Unas horas antes de la ceremonia nocturna, Cecilia estuvo en la fábrica Cristais de Gramado, que es donde se prepara justamente el premio que recibiría mas tarde. Allí ella ayudó a forjar (y soplar) el próximo Kikito de Cristal que se le entregará al homenajeado en 2017. El qué ella recibiría luego fue trabajado un año atrás, nada menos que por el director y documentalista Fernando Pino Solanas. A la noche tras desfilar por la Alfombra Roja (Tapete Vermelho, como se dice aquí) y tras los aplausos subió al escenario del Palacio de los Festivales en la cual recibió el trofeo de manos del actor uruguayo Cesar Troncoso -compañero en Supermax. Desde una de las pantallas que integraban la frondosa, práctica y colorida escenografía recibió los saludos –previamente grabados- de su amigo y colega Jean Pierre Noher (con quién trabajó en El nido vacío (2008) y en la miniserie Historia de un clan, y del realizador Martín Sastre quien la dirigió en el corto 100 años de cine argentino (2014).
-¿Cómo ves a la distancia tu carrera, por ejemplo tu paso por España y tu relación con Pedro Almodóvar?
-El golpe militar fue el 24 de marzo de 1976. Mi familia y yo nos fuimos el 3 de agosto. Mi hermano Ariel Roth y yo éramos adolescentes, mi padre trabajaba en un periódico en Argentina y por cuestiones de seguridad y según él decía por “un año sabático” que todavía dura, nos quedamos tanto tiempo en España. Cuando llegué me llamaron para hacer diversas películas y a los años pude trabajar con Pedro Almodóvar y pude hacer esas “comedias locas” a las cuales se suele hacer referencia. Lamentablemente a mí siempre me llaman para hacer dramas o tragedias; y a mí me gusta muchísimo hacer comedia. La he hecho con Pedro y la he hecho en otras oportunidades también.
-A pesar de eso, uno de tus mejores trabajos junto a él fue Todo sobre mi madre.
-Todo sobre mi madre fue una de las experiencias personales mas fuertes que tuve, no solo en mi trabajo. Modificó mi vida tanto en lo profesional como en lo personal. Y volver a trabajar con él en Los amantes pasajeros fue maravilloso.
-Película que no fue tan bien recibida por la gente.
-Creo que no se ha entendido mucho la idea de Pedro, un hombre ya con muchos años vividos y muchas películas hechas, que homenajea a los ’80 sin esa cosa improvisada, fresca, natural, que costaba muy poco dinero. Fue un rodaje muy feliz, y eso prolongó la relación en el trabajo, ya que somos muy buenos amigos.

La alegría de Cecilia al recibir el premio en Gramado.
-¿Aún te dicen Chechu?
-¿Chechu? Me pusieron ese sobrenombre ya siendo muy grande y no me lo puso mi familia. Me lo puso una amiga, no es un apodo de pequeña.
-Pero te quedó mucho tiempo.
-Si, pero no fue mi culpa… (risas). Pero me hace gracia seguir teniendo ese sobrenombre hasta ahora.
-Estamos en un festival latinoamericano, trabajaste en Chile y recientemente en Uruguay. Y obviamente en España ¿Cómo es filmar con tus pares de otros países?
-Yo tengo la sensación de que el cine es un país. Ya me doy cuenta cuando llego al set de rodaje, por la cara que tiene o por la manera de moverse, quién es el director de fotografía, quién es el peinador, quién el técnico tiracables, el microfonista… A veces ese país está mejor que otros. Las veces que yo trabajé en Chile, en Uruguay, en México, en países latinoamericanos donde tengo proyectos, fueron experiencias maravillosas. Los latinoamericanos somos como insulares, cada país es insular. Es muy triste que para ver cine latinoamericano lo tengas que buscar en You Tube o en Netflix. Como también es triste el hecho de que van cerrando los cines, ¿no? Es la vida, los años pasan, esto no se va a acabar nunca: las imágenes, las historias, las narraciones, los muñequitos hablando, se vea donde se vea.
Especial para CineArgentino.NET desde Gramado, Brasil.
Fotos: Edison Vara.
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