El Cine Wilde supo estar en boca de todos hace tres años. Casi dos décadas después de su cierre, producto del neoliberalismo y la crisis del sistema cultural, un grupo de vecinos se propuso hacer todo lo posible por recuperar la figura del cine de barrio. Y así fue. Con el apoyo del Municipio de Avellaneda y el intendente Jorge Ferraresi, el 22 de marzo de 2013 el espacio reabrió sus puertas en el ex predio de la Papelera del Plata. Tres años más tarde, el gobierno decide dar un giro de 180 grados y municipalizar el lugar, dejando afuera a la Comisión Vecinal que se hizo cargo hasta el 9 de agosto. Este sábado, los vecinos se unieron a ellos para reclamar por su devolución.
A menos de 100 metros, la realidad era otra. Es que la nueva gestión, al enterarse de la convocatoria a este abrazo simbólico a las 17, decidió armar un ciclo especial de cine-debate acerca de la violencia institucional. A eso se sumaron la feria de economía social y solidaria, la feria de emprendedores y artesanos del Cine Municipal Wilde (así lo llaman ahora, ya no Cine Wilde a secas), el show de payasas y el maquillaje artístico. A medida que se acercaban los minutos, las autoridades del lugar se agolpaban en la puerta para ver qué iba a ocurrir. Pero teniendo en cuenta como estaba la situación y ante la presencia de la feria en la vereda del cine, los vecinos decidieron concentrarse a una cuadra del lugar.
Mientras el rock nacional sonaba de fondo, símbolo de protesta bien argento, la gente empezó a llegar. Ni el frío ni la presión del Municipio, pudieron frenar que las personas se acercaran a reclamar. Una planilla para juntar firmas en contra de la intervención del cine circulaba de mano en mano. Minutos más tarde, diferentes miembros de la Comisión Vecinal se enfrentaron al micrófono y ahondaron en lo sucedido. “Nos acercamos a abrir para iniciar las actividades de cada día y nos encontramos con cadenas en la puerta y una guardia policial que no nos dejaba ni subir las escaleras. Pensamos que había sido María Eugenia Vidal, pero después nos enteramos por las redes sociales que el cine había sido municipalizado”, comentó Andrea Ávila, presidenta de la comisión vecinal.
Aunque se puede prestar a confusión, el cine siempre había sido municipal. Sin embargo, una vez inaugurado, la gestión quedó a cargo de los vecinos que voluntariamente se acercaron al espacio. A partir de allí, el lugar se mantuvo con los fondos recaudados a través de un bono contribución de 10 pesos. “Con el bono simbólico compramos todos los recursos porque el cine nunca tuvo presupuesto propio desde el Municipio”, aclaró Irene de Simone, fundadora del espacio, y agregó que el intendente está interviniendo para “apropiarse del espacio y generar mayor poder personal en detrimento del poder popular”.
Como la calma previa a la tormenta, Ferraresi se había reunido antes de las vacaciones de invierno con la comisión vecinal y les propuso que las actividades fueran gratuitas. Además, les comunicó que iba a incorporar empleados para ayudarlos. La gratuidad iba a compensarse con fondos municipales para el mantenimiento del espacio. Al respecto, Ávila comentó: “Cuando le preguntamos qué iba a pasar con nosotros, nos dijo que íbamos a seguir a cargo porque durante estos años el espacio había funcionado muy bien”.
Luego de la brusca intervención, los vecinos se acercaron al Municipio en busca de respuestas y el intendente les comunicó que el espacio ya tenía nueva directora, Manuela Balcarce, y que si querían podían colaborar con ella. “No nos echaron, pero nos sentimos así. Fuimos destratados y menospreciados”, agregó Andrea Ávila, notablemente emocionada. Los miembros de la comisión no están de acuerdo con que se remarque una y otra vez la nueva gratuidad del espacio, ya que nunca se les negó la entrada a aquellos que no pudieran pagar el bono contribución. “Los vecinos nos dicen que ya no se respira el mismo aire y, aunque no los maltratan, el amor no es el mismo”, aclaró la presidenta.
Luego de que Irene de Simone y Andrea Ávila dieran detalles de su gestión, tomó la palabra Diego Nicolini, ex feriante de la feria popular organizada por el espacio, quien se refirió a la presión por parte del Municipio para no concurrir a esta manifestación. “Ayer bajaron línea a través de un mensaje y nos dijeron a todos los feriantes que no nos podíamos juntar con los vecinos que iban a abrazar el cine. Al preguntar por qué, me dijeron que el lineamiento ahora era ese y que si no estás de un lado, estás del otro”, exclamó indignado y agregó que esto le pareció una “actitud bastante autoritaria y fascista”. Ante esta situación, Diego decidió no participar más de la feria: “Como dijo Andrea, no me echaron, pero me invitaron a irme por mi afinidad con los vecinos”.
Antes de finalizar el acto, Pablo Flores, miembro de la comisión, se refirió a los tres puntos principales de su pedido: “Primero, queremos que el cine vuelva a ser un espacio gestionado por los vecinos para los vecinos. Segundo, queremos que el Estado garantice el mantenimiento edilicio y técnico para sostener esta gratuidad que tanto se enarbola ahora. Tercero, queremos que el cine siga estando a disposición de los vecinos para realizar eventos y actividades. Además, queremos que también garantice un espacio para los cineastas independientes y artistas alternativos, como lo hizo desde un principio. Por acá pasaron directores y actores de todo tipo y creemos que el cine es un polo cultural único, me atrevo a decir que no hay otro en Buenos Aires o en el país”.
Minutos después de las 18, el abrazo simbólico llegó a su fin. Sin embargo, los miembros de la comisión no descartan seguir tomando medidas de este tipo si es necesario. La música de protesta seguirá sonando de fondo hasta que las respuestas aparezcan.
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