En el cine, las categorizaciones no pecan de ser rígidas y estructuradas. A nivel genérico, la división que hay entre ficción y documental fue atravesada tanto de un lado como del otro por diferentes directores que se animaron a escaparle a los moldes. En un mundo marcado por una alta presencia de hombres, Lorena Muñoz supo hacerse su lugar.
Primero, navegó por el documental (Yo no sé qué me han hecho tus ojos, Los próximos pasados) para luego lograr la consagración popular con Gilda, no me arrepiento de este amor (2016). Los reconocimientos no tardaron en llegar y Muñoz comenzó una larga gira festivalera, sea como concursante o jurado. Su participación más reciente en este último rol fue en la última edición del UNCIPAR, festival de cortos más antiguo del país.
-¿Cómo te llevás con esa faceta de pasar del otro lado del mostrador y juzgar a los otros?
-Es espectacular, me encanta. En general, me gusta mucho ser jurado. En cuanto a lo del UNCIPAR, me entusiasmó todavía más porque cuando yo estudiaba cine en 1997, participé con un corto fuera de competencia. En esa época, si a la gente le gustaba no decía nada, pero si no gritaban “¡¡FF! !FF!!” para que lo adelantaran y pasaran al siguiente (en referencia al botón de Fast Foward de los controles remotos).
-¿Y gritaron o no?
-No, por suerte no. A mí me daba mucha vergüenza que pasaran mi corto. Me acuerdo que delante mío había dos chicos que no sabían quién era yo y uno le dijo al otro: “che, está bien este corto, eh“.
-Y diez años después no solo sos la directora de moda con Gilda… sino que tenés varios proyectos terminados o por hacerse. Hablemos del proyecto documental sobre Vinícius de Moraes y su mítico registro grabado en La fusa de Buenos Aires.
-El de Vinicius ya lo terminé de rodar. Fue un documental hecho exclusivamente para la Televisión Pública. La verdad es que me encanta. Ese disco quedó como ícono de un momento y rompió records de ventas en todo el mundo. Forma parte también de una época donde coincidieron Vinícius, María Bethania, María Creuza, Toquinho y Chico Buarque. Un milagro.
-¿Y el de Don Cornelio y la zona?
-Está aprobado el crédito en el INCAA y se va a filmar en breve. Aunque la banda es un poco anterior a mí, los escuchaba mi hermana que tiene seis años más que yo, también se convirtió en el ícono de una época.
-Pese a que no te gusta caer en la división entre ficción y documental, sería tu vuelta a este último, aunque sea por un rato.
-No, para nada. De hecho, debo confesarte que no tengo muchas ganas de hacer ese documental. Tiene que ver con algo lamentable que pasa en relación al cine y las cuestiones comerciales y financieras. Uno piensa un proyecto, con las ganas y la pasión de hacerlo pero después pasa mucho tiempo hasta que lográs conseguir o concretar algo. Empecé a desarrollar esta idea hace muchos años, presenté el guión al INCAA y me lo mandaron a reescribir. Al tiempo, lo volví a entregar. Cuando me lo aprobaron y pedí el crédito yo ya estaba con la cabeza en otra cosa, en plena filmación de Gilda… Lo voy a hacer porque es algo que tengo pendiente y nunca está bueno retroceder en ese sentido. Pero la motivación no es la misma, cuando uno escribe el guión ya está filmando la película en su cabeza y te cansa pensar en volver a ese proceso.
Por suerte, gracias a la película de Gilda logré pagar todas las deudas y saldar la hipoteca de mi casa.
-También se habló de un nuevo gran proyecto de ficción que sería la biografía de otro personaje popular argentino, ¿este personaje forma parte de la serie documental que dirigiste hace unos años para Canal Encuentro?
-Sí, efectivamente es uno de los 27 que pasaron por ese ciclo. No puedo adelantar mucho porque es una idea que no es mía. Una productora con la que no trabajé nunca me lo propuso y ahora se están evaluando cuestiones relacionadas con la producción y los derechos.
-Con Gilda llegaste a comentar que hasta habías hipotecado dos veces tu casa para producirla. Y ahora estás a punto de comenzar una serie sobre ella.
-Sí, fue una lucha muy dura. Por suerte, gracias a Gilda logré pagar todas las deudas y saldar la hipoteca de mi casa. Con respecto a la serie participaría de una especie de Dirección general, no por todos los capítulos. Me encantaría dirigir quizás el primero y el último. A nivel producción, el proyecto está a cargo nuestro, de Habitación 1520, y está en pleno desarrollo. Con Tamara Viñes nos concentramos en el guión y estamos terminando una primera escritura. Pero es un proyecto complejo. Quedaría para comienzos del 2018.
-¿Qué participación va a tener Telefe?
-No es algo que esté definido aún. Por lo pronto, tiene la primer opción de elección para su transmisión. Por ahora, no son productores del proyecto, pero quizás pueden entrar después. Eso sería más un acuerdo de coproducción.
-¿Y en cuanto al elenco? ¿Natalia Oreiro es por ahora la única confirmada?
-Sí, ella va a estar seguro. El resto no sabemos. Va a depender mucho del desarrollo de la historia. Quizás haya modificaciones en relación no solo a lo que hemos mostrado en la película, sino también a lo que escribimos hasta ahora.
-Te cambio de tema, me gustaría saber tu mirada sobre la actual situación del INCAA.
-Es un momento particular para todo. Para ir a festivales, para estar, para vivir. Es un contexto complejo y sobre todo para el cine. Mi postura es participar de todo tipo de gestiones y movilizaciones que haya para garantizar la permanencia del fondo de fomento y que no se modifique. En los medios, mucha gente que respeto me sorprendió al salir que denunciábamos una cosa que nunca pasó y que eso estaba mal. Obviamente que salimos a denunciar algo que se prevé que puede pasar, y estamos haciendo todo esto para evitar que suceda.
-¿Percibiste una especie de grieta, por llamarlo de alguna manera, a partir del surgimiento de este tema?
-No, en el cine no existe tal grieta. Pero como te decía antes, mucha gente salió a hablar y criticar. Muchas veces, lo hacen porque son ignorantes o porque tienen algún tipo de conveniencia alrededor de esto, por ejemplo, al formar parte de radiodifusoras. De otra manera, es ridículo porque los únicos que van a ganar son los cuatro o cinco que se queden con la plata. El cine nacional no gana nada y es una denuncia que tenemos que apoyarla y acompañarla como nación, más allá del sector cinematográfico. Esto no es un problema solo de la gente de cine porque afecta a la cultura de todos. Hasta ahora el cine era una de las pocas cosas que funcionaban bien en Argentina. Esperemos que lo siga siendo.
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