Lo que más me interesa de HORA – DÍA – MES quizás es esa libertad que se toma para hablar de cosas: el clima, los motores de inyección, la inquisición o el tiempo. Los textos y la voz de Marcelo Cohen se permiten tomar esas atribuciones y es en ese mix entre la materia cinematográfica y la literaria donde la película hace pie.
El proceso de creación de esta película fue algo atípico, teníamos algunas premisas básicas, algunas limitaciones y muchas ideas. En un primer momento habíamos pensado un método en el cual íbamos a filmar primero, y Marcelo iba escribir los textos con el material ya grabado. Pero las cosas fueron mutando y empezamos a pensar cosas para nuestro personaje, ideas, acciones, pensamientos, cosas laterales.
Marcelo fue realizando un compendio de textos e indicaciones que de a poco se convirtieron en una especie de guión. Todo ese proceso fue super interesante y divertido. Era ir leyendo esos textos fantásticos y empezar a imaginar la película, entender cómo iban a funcionar las dos cosas en paralelo: la voz del narrador y las imágenes.
El realizador destaca que un aspecto clave de la creación de la película fue la posproducción.
A esa altura ya sabíamos que Manuel Vicente iba a ser Nardo, entonces el personaje ya tenía cara, cuerpo, forma. Todo el entramado se iba construyendo de a poco. Manuel le dio esa materialidad que los textos de Marcelo prefiguraban y le sumo una infinidad de detalles y sutilezas se aprecian notablemente.
Con todo eso encima nos embarcamos en la filmación de la película. Como todo lo anterior, tampoco fue una grabación típica: fueron solamente cinco jornadas muy intensas. No había lugar para improvisar o probar demasiadas cosas. Teníamos un plan y lo llevamos a cabo. Es una manera de trabajar con la que me siento cómodo, poco tiempo, muy intenso y sabiendo lo que buscamos.
Para que eso funcione tiene que haber un equipo concentrado y enfocado en lo que se está haciendo, y la verdad es que estábamos todos ahí, con unas pilas increíbles. Fue fundamental el aporte y la mirada de Alejo Maglio, el director de fotografía. Entendió perfectamente el espíritu de la película y logró exprimir al máximo todos los recursos que teníamos. Le dio la impronta visual que la película necesitaba. Yo sabía que para que funcionara tenía que tener una puesta en escena sólida y una mirada personal, y creo que pudimos plasmar en imágenes las intenciones que teníamos.
Y finalmente con todo lo que teníamos había que hacer una película. Estaban las imágenes, estaban los textos, y había que moldearlo. A mí me gusta editar mis proyectos así que fue natural que me hiciera cargo también de esa parte. Fue un proceso mucho más complejo, si la escritura y el rodaje fueron momentos muy inspiradores y certeros, la postproducción fue un ir y venir constante, probando, cambiando, proponiendo y volviendo atrás. También es un método que me resulta, en contraposición de un rodaje lleno de certezas, una edición plagada de incertidumbres.
Nos tomamos el tiempo que consideramos necesario y la terminamos. Las dudas se fueron disipando y llegamos a una serie de conclusiones que terminaron en una película. Y acá está, una película que más que nada habla de cosas.
Diego Bliffeld
(director de HORA-DÍA-MES)
Mirá el trailer
Dejar comentario