Desde la primera escena del agudo y mordaz guión escrito por Alejo Flah (Séptimo, Sexo fácil, películas tristes) y Agustina Gatto me quedó claro cuál sería el mundo y el tono de esta película. Una comedia actual, honesta y audaz. Sin mojigaterías ni falsa moral.
La película nos invita a sumergirnos de lleno en la vida de Eva, una mujer de treinta y largos que se separa de su novio tras años de convivencia, con la frustración de no haber tenido hijos. Eva tiene una familia bastante particular: una madre fuerte, y un padre sensible y sumiso. Su hermana menor es un tanto deshinibida y sólo le interesa acostarse con distintos hombres. Sus pocas amigas, compañeras de una bandita de rock que supo tener sus quince minutos de fama en los 90, ya están casadas y con hijos y eso hace cada vez más evidente la distancia entre ellas. Después de separarse Eva vuelve a vivir a la casa de sus padres, y convencida de que tiene que embarazarse como sea y de quien sea, comienza un raid frenético de salida tras salida con todo hombre soltero que esté a su alcance.
Cuenta el realizador: “Trabajamos mucho con los actores para encontrar ese ‘cómo se dicen las cosas'”.
A pesar de lo difícil del tema y su tremenda actualidad, como es la maternidad y los mandatos sociales, El padre de mis hijos nos invita a acompañar a Eva en un viaje de descubrimiento personal de manera directa y sin reparos.
En su caótico devenir nos encontramos con infinidad de emociones relacionadas con el amor, la soledad, los celos, el sexo, las pequeñas miserias de los lazos familiares y la realización personal. ¿Quien dijo que es la maternidad la “realización” de la mujer“?.
Cuando comencé a trabajar en la realización, una de mis mayores preocupaciones era el tono de esta película. La idea fue trabajar un tono alejado del costumbrismo, para poder potenciar la construcción de un mundo propio y único que acompañe de manera estética el mundo también único y particuar de Eva, su famila, amigos y amantes. Un mundo que aunque tenga la misma apariencia que el nuestro y se manejen los mismos códigos, tenga ese toque único que nos hace sentir que estamos viviendo un mundo especial, en un momento especial. Esto lo trabajamos esencialmente utilizando los dos pilares básicos del cine; la “imagen” por un lado y las actuaciones y puesta en escena por el otro.
Con respecto a la imagen era importante dar esa impronta cinematográfica que a veces cuesta proponer a partir de la utilización del video hd. Aunque la realidad cotidiana por la que transitan nuestros personajes será reconocible para todos -ya que la pelicula se filmó en locaciones reales- con el director de fotografía Nicolás Trovato decidimos trabajar una imagen contrastada, de colores fuertes y una estética actual. El padre de mis hijos se filmó con una cámara Alexa hd digital, con lentes Cooke de 35mm (de normales a teleobjetivos), y se trabajó luego en la corrección de color para darle este look particular.
Esta idea estética de la pelicula estuvo potenciada desde la dirección de arte, al trabajar sobre una paleta de color de tonos cálidos y pasteles con cierta saturación del ambar. Fue también fundamental el cuidadoso y moderno trabajo de diseño de vestuario que llevó adelante Ceci Coronado, un poco en el estilo del cine de Paul Thomas Anderson (pero sin tanta pretensión estética), donde todos los elementos trabajen en conjunto para generar esa particular e inigualable imagen que pensamos.
No quisiera dejar de destacar a todos los jefes del equipo técnico que se pusieron al hombro la película y sortearon todas las difícultades que se puedan imaginar.
Por último decir que sobre el tono y la interpretación actoral hay un par de cuestiones que son interesantes que trabajé para lograr esta pelicula. Me parecía muy importante no solo lo que se dice sino cómo se dice lo que se dice. Es por eso que trabajamos mucho con los actores durante la preparación de los personajes, la composición para encontrar ese “cómo se dicen las cosas“. Mi forma de trabajar con ellos en general es casi siempre la misma; primero y principal lograr varios encuentros donde hacer un fuerte “trabajo de mesa“. Me gusta que leamos juntos el guión de punta a punta, y discutamos en profundidad escena por escena, tanto las motivaciones como el porqué de los actos de los personajes, los estados de ánimo, e incluso los diálogos. Me gusta que los actores se sientan cómodos con sus lineas de dialogo y que las hagan propias. Eso es como la punta del iceberg del “cómo se dicen las cosas“, para que nada suene a letra repetida de memoria. También es importante este momento para que los actores entiendan lo que yo llamo “el funcionamiento del todo“; es decir, no solo deben pensar en su rol, en sus motivaciones y su recorrido dramático, sino también en la intención de la pelicula en su totalidad y cómo y qué quiere transmitir cada escena a partir de ellos. Cómo es ese engranaje de emociones que se van plegando y desplegando a través de sus personajes durante la película.
Con resepecto al elenco solo tengo palabras de agradecemiento porque fue muy emocionante el nivel de compromiso y disfrute que le metieron a sus personajes. Y creo que ese disfrute se traslada desde la pantalla hasta el espectador que recibe esa energía y se contagia.
Ahora solo queda esperar que el público vaya al cine a verla y disfrutarla. Los esperamos.
Martín Desalvo
Director de El padre de mis hijos
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