“Todas las cosas son hermosas a su tiempo”, así reza la voz de Romina Gaetani en cada uno de los shows de La rayada, proyecto musical que encabeza con Oscar Righi, ex guitarrista de Bersuit Vergarabat. Así, luego de diez años, la cantante salió a darle pelea a la actriz. Hoy ambos roles conviven y un nuevo anhelo se asoma. Tras mucho tiempo vinculada con la televisión, Gaetani aspira a volver al cine y darle la continuidad que siempre soñó.
Luego de haber participado en Todavía (2017), película dirigida por Tomás Sánchez, Romina debuta en un nuevo rol: la ONG ambientalista Greenpeace participó como Jurado no oficial en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y Romina Gaetani formó parte de él. Se premió la película Chaco, de Danièlle Incalcaterra y Fausta Quattrini.
-¿Cómo surgió convertirte en jurado del festival de Mar del Plata?
-Era algo que no me esperaba para nada. Siempre por temas de grabaciones o de trabajo, mis participaciones en festivales fueron escasas. Me llamó Raquel Flotta, con quien venimos trabajando junto a Greenpeace, y me sentí muy feliz. Además, estoy muy agradecida por la confianza de ellos hacia mí a la hora de votar como referente o jurado.
-Tu relación con ellos nace a partir del asesinato de Berta Cáceres (activista medioambiental asesinada en Honduras en 2016).
-Así es. Me llamaron un día y fui a dar una charla. Hacía mucho tiempo que tenía ganas de trabajar en Greenpeace y pensaba en llamarlos. Sin embargo, yo soy un poco tímida a la hora de levantar el teléfono para generar la propuesta y por eso, me emocionó mucho cuando surgió del lado de ellos. Desde ese momento, estamos pensando y haciendo acciones juntos.
-O sea, lo tuyo fue sincero y no parte de una “moda ecologista” como sí le sucede a algunos de tus colegas.
-Yo no me identifico con eso. Cuando se habla del “mundo de los actores” pienso que hay una cierta ola de moda o marketinera en esa generalización de un mundo, sea de actores u otra cosa, que hace acciones de lo que fuera, en este caso ambientalismo. Está bueno discernir en los personajes que hacen y cómo y cuándo lo hacen. En eso se marca un sendero de credibilidad. Hace veinte años que estudio meditación y estoy muy involucrada en el cuidado de la persona. Entonces, no es algo muy lejano el cuidado hacia el medio en el cual transito.
-Hace algunos años filmaste un documental en el Amazonas, ¿qué pasó con ese material?
-Cuando terminé la novela Herederos de una venganza en 2012, hice un viaje en el que llevé la cámara. Era un material que filmé para mí con la idea de hacer un documental relacionado con la música, la naturaleza y el camino de meditación que yo hago. Recorrí el Amazonas, el desierto de México, las pirámides de Tikal en Guatemala y las ruinas de Palenque en Chiapas. Editar este material y mostrarlo es algo que siempre tengo en mente. Armar mi banda La rayada es algo que me llevó casi diez años y siento que con este material está sucediendo algo parecido.
-¿Te gustaría dirigir una película?
-Creo que una película me queda grande todavía. No pienso en eso. Quizás, me atrae más el documental. Me gusta mucho editar. De hecho, me compré una pequeña isla de edición y la tengo acá en mi casa. Disfruto trabajar con mis propios videoclips y cosas de la banda.
-Este año significó también tu vuelta a la pantalla grande.
-Sí, en abril y mayo participé de Todavía. Estuvimos en Jujuy y Mar del Plata junto a Betiana Blum, Pablo Rago, Hugo Arana, Víctor Laplace, Beatriz Spelzini, Paula Reca y Martín Slipak. Estoy con muchas ganas de empezar a hacer cine. Vengo con mucha televisión encima, a la cual estoy agradecida y feliz por todo lo que aprendí ahí. Tengo ganas de que suceda lo mismo con el cine.
-¿Lo vivís como una asignatura pendiente?
-No sé si decir que el cine es una cuenta pendiente porque tengo tres películas hechas pero muy espaciadas entre sí. La primera fue El derrotado de Javier Torre en 2010, después vino Bomba de Sergio Bizzio en 2013 y Todavía este año. Creo que tengo que darle la misma continuidad que le di en su momento a la televisión. Me encantaría equilibrar la balanza.
-¿La falta de cine está directamente relacionada con tu continuidad en la televisión?
-No lo sé, no soy adivina. En estos años no he tenido muchas propuestas. A su vez, muchas veces no te enterás que te llaman para hacer una película. Siempre hay un manager que no te avisa que te buscan para cine pero te llama enseguida si te quieren para la tele. Después, te enterás realmente que te pedían para una película pero ya estas en otra cosa. Eso sucede mucho. Tampoco es hacer cine solo por hacer cine. Si viene algo que creo que no me hace crecer como yo quiero a distintos niveles artísticos, no lo agarro y hago otra cosa.
-¿En qué momento te encuentra esta vuelta al cine?
-Quizás me agarra más segura, más madura y con la sangre más curtida. Creo que el cine es el hervor justo para poner los fideos. Todo se da en el tiempo que se tiene que dar, eso es para mí una gran verdad. Lo espero tranquila. Cuando uno planea mucho, pone la mente y se olvida de la pasión y del amor que lo llevaron a estar en este camino. Al final, pareciera como si se trabajara para el premio o para que te llamen. Cuando esos tantos se desdibujan, uno empieza a desesperar.
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