Rocío y Aldana son dos adolescentes que después de unos actos de violencia atroces que interrumpieron su infancia, vinculados con la violación y el abuso físico, se liberarán de las sombras del pasado. Viajando por Argentina y Montreal, las chicas crecerán mediante experiencias reveladoras en sus vidas cotidianas: aprenderán a bailar, mimo, teatro, circo y artes visuales. Detrás, recae la noción de arte como cura de toda herida. Desdibujando la barrera que divide entre ficción y documental, Primas, dirigida por Laura Bari, se mete en la historia de estas dos chicas, logrando un relato donde lo poético y el arte priman. El filme, en competencia, obtuvo el Premio del Público en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
LA FAMILIA COMO BASE
Primas es una historia familiar: la directora Laura Bari es la tía de ambas protagonistas. La idea nació cuando, tras terminar de rodar su anterior documental Ariel (2013), recordó la historia de Rocío. A los diez años, ella se dirigía en bicicleta a un club cuando su agresor simuló un choque y la subió a su auto con la excusa de ayudarla. En un descampado la violó, la prendió fuego y huyó. Rocío corrió un kilómetro con el sesenta por ciento del cuerpo quemado, hasta que un camionero la ayudó y salvó su vida. Tras varios meses internada y algunas cirugías, ella sobrevivió. Casi una década más tarde, su historia llegó a la pantalla grande. “El último día de rodaje de Ariel, le pregunté a mi primo sobre Rocío. Ella es hija de una de mis primas. Entonces, decidí ir para allá. Llegué el día que cumplía quince años y nos conocimos en ese momento”, comentó la directora y agregó que la película se centraría en “la socialización, la historia de amor y cómo uno, en la adolescencia, se va sexualizando”.
Si bien al principio la película iba a tratar solamente de Rocío, durante el rodaje, que duró poco más de tres años, se conoció la noticia de que Ariel, hermano de la directora y protagonista de su anterior película, abusaba de su hija, Aldana. “Decidí retirar la película de Ariel porque éticamente no me parecía y cuando nos enteramos de todo, Aldana me dijo que quería conocer a Rocío. Entonces, le avisé al productor que necesitaba alargar el rodaje porque era lo único que iba a poder sacarnos del abismo a las tres. Casi me muero con todo esto”, aseguró la directora.
La cuestión de la familiaridad no resultó un escollo para Bari. Ella hubiera hecho igual esta película aunque las dos chicas fueran desconocidas. En ese sentido afirmó: “Cuando se me presenta un caso así, yo paro y necesito tratarlo, quizás a nivel accesibilidad es diferente porque hay un vínculo de confianza tan grande que hace que ellas me puedan insultar o querer y yo esté ahí siempre”.
EL ARTE COMO RESILIENCIA: LO VISIBLE VERSUS LO INVISIBLE
Mucho se ha reflexionado acerca de las funciones del arte. Sin dudas, la resiliencia -capacidad de superar una situación traumática- es una de ellas. Durante el rodaje, Aldana y Rocío viajaron a Canadá para realizar algunos cursos artísticos y, según la directora, “trabajar a través del cuerpo, sin obligación de poner en palabras lo que no se puede decir”. De esta manera, las chicas hicieron talleres de arte, circo, teatro y danza.
A su vez, la película sirvió para exorcizar los propios conflictos de las protagonistas y su directora. “Las tres tuvimos una charla en la que les dije que el Big Bang había hecho que un animal agarrara a Rocío, que mi hermano hiciera eso con Aldana y que yo pasara otras historias. Las tres estábamos en ese momento y teníamos que hacer algo con lo que nos pasaba”, contó Bari. Además, agregó que el rodaje implicó un cambio en la vida de las chicas que “se volvieron más autónomas, se mudaron solas y están completamente transformadas”.
Las dos protagonistas actúan como representantes de dos extremos. Rocío es la exponente de las marcas de lo físico, mientras que Aldana abarca aquello invisible, lo que no deja rastros en la piel ni en el cuerpo. “La falta de respeto y el abuso no dejan marcas aparentes, pero eso no quiere decir que no existan”, declaró Bari. Frente a esa idea de minimizar el abuso por su falta de daños físicos, Primas muestra que ambas chicas deben atravesar el camino de la resiliencia para resurgir y convivir con lo que les pasó. “Hay que entender que la tristeza se va, pero también vuelve. Partimos cuestionándonos si es más difícil curarse o crecer”, concluyó la directora.
AYUDAR A AYUDAR
Detrás de la película, hay también un fin benéfico. Laura, Aldana y Rocío se encuentran unidas por el Círculo de las primas, un colgante creado por una diseñadora amiga: “Es de plata y tiene una parte lisa y otra rugosa, como la piel de Rocío. También representa al origen del mundo, para que no nos olvidemos que todo surge de la mujer”. De esta manera, apareció la idea de que el público pueda comprar esa joya contactándose con la directora o el equipo de la película.
Más allá de la función catártica y concientizadora de la película, la directora decidió que con lo recaudado por la venta del Círculo de las primas, se ayudará a organismos que se ocupen de los derechos de los niños y los adolescentes, así como otras instituciones que colaboren con chicos abusados. “Tuvimos la posibilidad de estrenar la película en Montreal, Amsterdam y acá en apenas diez días y la gente se conectó mucho. Es una linda manera de ayudar”, completó Bari.
CUANDO LA VÍCTIMA SE VUELVE VÍCTIMA DE LA JUSTICIA
Año tras año, las estadísticas de violencia contra la mujer en el mundo crecen. Las fallas en el sistema judicial son una de las causas de este avance sin precedentes. “Hicimos una escena en que las chicas debían escucharse los ruidos del cuerpo a través de un estetoscopio. Rocío, que estuvo casi seis meses en coma, pudo escucharse muy tranquila pero Aldana automáticamente empezó a hablar de las vueltas a las que fue sometida por el sistema judicial”, recordó la directora. Además, consideró que en Argentina la justicia está a favor del delincuente porque “se sigue bajo el yugo del patriarcado y eso debe ser cambiado”.
La cuestión de las jurisdicciones, los tiempos cada vez más lentos y la falta de comunicación entre los distintos sectores judiciales son algunas de las cosas que perjudican a la víctima en el proceso de denuncia. “No puede ser que haya diez mil nenas por día violadas en el mundo, hay que seguir peleando y yo lo hago a través del cine”, concluyó Laura Bari, directora de esta película que está ahí para dejar registro de una historia que, de otra manera, sería efímera.
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